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Ignacio Villa

La esquizofrenia política de Zapatero

Cuando faltan menos de dos semanas para el inicio oficial de la campaña electoral, el lider del PSOE Rodríguez Zapatero se descuelga con unas declaraciones en las que apunta que su partido va a hacer una campaña humilde, sin estridencias y tranquila.¡Sí señor!, a eso se le llama una auténtica lección de esquizofrenia política.

Supongo que cuando Zapatero habla de tranquilidad y de estridencias, se está refiriendo a las pancartas y a las pegatinas, a la puesta en duda de la legitimidad del Gobierno, a las mentiras ¿piadosas? de Caldera, a las "bondades" de Blanco, a las "apuestas soberanistas" de Elorza, a las iniciativas llenas de "sentido rupturista" de Maragall... o quizá se refiera también a los "profundos planteamientos" de González. ¿En qué quedamos? Lo siento mucho, señor Zapatero, pero la "milonga" centrista y moderada ya no cuela. Esa historia fue bonita mientras duró. El mensaje de un socialismo centrado, de un nuevo socialismo español al estilo británico pudo tener el gancho de la novedad durante un tiempo, pero ya no sirve. Después de meses gritando contra el Gobierno, después de meses agitando las calles, después de meses utilizando la demagogia, de pronto Zapatero cae en la cuenta de que se está distanciando del verdadero electorado que le puede acercar al triunfo electoral en la próximas elecciones generales.¡A buenas horas!

Un aparente cambio de actitud del líder socialista, que, si es simple estrategia, no tendrá efectos reales; y aunque tuviera un cierto fondo de realidad, el secretario general del PSOE ha llegado demasiado lejos como para pretender ahora cambiar la imagen de la noche a la mañana. Zapatero ha insistido machaconamente en una estrategia anti-guerra y anti-todo, se ha acercado visiblemente a Llamazares; y lo que es más grave, no ha conseguido articular un verdadero proyecto político, una alternativa al Gobierno del Partido Popular. Zapatero ha perdido el tiempo haciendo ruido, se ha entretenido con las charangas y las panderetas y ahora ya no tiene capacidad ni credibilidad para marcha atrás.

El PSOE se ha marcado su propio camino. Ha entrado en la dinámica del enfrentamiento. Se ha apuntado a las zarandajas de Izquierda Unida. Se ha metido en un callejón sin salida. Ahora y a estas alturas, el intento de recuperar una etiqueta de moderación no es creíble. Es más, como Zapatero siga insistiendo en esa línea se terminará colocando en una tierra de nadie peligrosa para su propio liderazgo. Estos cambios de personalidad en política siempre dejan una complicada cicatriz.


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