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Ignacio Villa

La mano dura de Zapatero

Tampoco ha quedado fuera de esas críticas el CGPJ, al que se le ha advertido que deberá ser renovado para recuperar su "legitimidad", que al parecer ahora no tendría, cabe suponer que porque él no tuvo oportunidad de mangonear en su composición actual.

Las declaraciones del nuevo ministro de Justicia, Fernández Bermejo, en la toma de posesión de su nueva cartera confirman que Zapatero ha decidido tomar la línea dura para el final de la legislatura. Aquella careta del talante, del consenso y del entendimiento ha quedado muy lejos. Lo que toca, y lleva tocando mucho tiempo, es el uso de todas las instituciones del Estado contra la oposición.

No parece que sea muy habitual que, en la toma de posesión de un ministro, sea cual sea, el discurso del recién nombrado se centre en el reproche al principal partido de la oposición por su supuesta negativa a aceptar los resultados de las últimas elecciones generales. Justifica así Bermejo la crispación en nuestra vida política, sobre la cual sólo el Partido Popular tendría responsabilidad. Tampoco ha quedado fuera de esas críticas el Consejo General del Poder Judicial, al que se le ha advertido que deberá ser renovado para recuperar su "legitimidad", que al parecer ahora no tendría, cabe suponer que porque él no tuvo oportunidad de mangonear en su composición actual. Afirmaciones como éstas en un día en el que la costumbre es limitarse a las felicitaciones y los discursos institucionales resultan muy significativas. López Aguilar no era un ejemplo en muchas cosas, pero parece claro que lo echaremos en falta.

Pero tampoco hay que engañarse. Zapatero tenía encima de la mesa muchas opciones con diversos perfiles para la cartera de Justicia y se decidió por la mano dura, el tono agrio y la actitud beligerante contra el Partido Popular. A Fernández Bermejo lo conocíamos todos, y ha sido el presidente del Gobierno al hacerlo ministro quien ha dado esta nueva vuelta de tuerca a su política en este tramo final de la legislatura.

A nadie se le oculta que el presidente se juega mucho en la parcela judicial. El proceso de rendición ante ETA y la inconstitucionalidad del Estatuto catalán son las dos claves más importantes del panorama político de los próximos meses, y ambos tienen contenido judicial. La libertad del etarra De Juana Chaos, la legalización de Batasuna, la ilegalización del PCTV o la posible dimisión inducida de Pérez Tremps son algunos de los asuntos que tendrá sobre la mesa Fernández Bermejo; cuestiones todas ellas decisivas sobre las que el nuevo ministro de Justicia va a tener mucho que decir.

Estrenarse con la nueva cartera de Justicia arremetiendo contra el Partido Popular y poniendo en duda la legitimidad del CGPJ no es un buen punto de partida. Y Bermejo está en Justicia gracias a Zapatero. Es el presidente del Gobierno el que ha decidido endurecer al máximo la situación con este nombramiento. Lo demás son historias de la propaganda oficial.

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