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Ignacio Villa

Las cobardías de un ministro

Esta es la España de Zapatero, esta es la política exterior de este Gobierno. Bolivia confisca a empresas españolas, Marruecos nos torea como quiere y cuando quiere y Venezuela contrata a etarras y familiares en puestos de relevancia del Gobierno.

Decir que la política exterior del Gobierno Zapatero es de tercera división no es novedoso. Decir que el Ministro Moratinos no tiene peso político es una evidencia. Decir que España con el actual Ejecutivo no pinta nada en los organismos internacionales es una realidad. Decir que el presidente del Gobierno nos ha situado en la marginalidad salta a la vista. Decir que Cuba, Venezuela, Bolivia y Marruecos son nuestros principales aliados son datos más que contrastados.

Pero lo que ha pasado con el etarra Cubillas y su mujer, que como se ha conocido trabajan para el Gobierno de Hugo Chavez, forma parte de la realidad española en el mundo. Esta información, que llegaba a España el pasado miércoles, significa una auténtica burla para el Gobierno español, para el Estado de Derecho, para la democracia, para la libertad y muy especialmente para las víctimas del terrorismo.

Y lo que es muy grave es que esta historia fuera conocida desde hace semanas por el embajador de España –el inefable Morodo– y por el propio Ministerio de Exteriores y nadie hizo nada. Esa actitud de esconder la cabeza, de huir de los problemas, de no dar la cara, de escaparse de la realidad, de no ser valientes y de no defender los intereses de España inhabilitan al más pintado. En este caso es el ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos quien ha vuelto a demostrar su ineptitud, su cobardía, su incapacidad y su irrelevancia a la hora de afrontar los problemas. Este hombre, que en poco más de dos años ha laminado la política exterior española, parece que ha perdido ya el más mínimo decoro. La simpleza le ha llevado a pensar que con el silencio la historia pasaría desapercibida, pero eso sólo pasa en los régimenes de sus amigos Chavez, Castro y Morales. Aquí, en España, todavía desde los pocos medios de comunicación libres que quedan se ha descubierto el pastel. Y Moratinos, ante la gravedad de la situación y la negligencia cometida, debe tomar medidas.

La primera sería su propia dimisión, algo que desde luego no hará. Su gusto por el coche oficial, la moqueta y el avión se lo impiden. Pero al menos debería cesar a Morodo, que desde su llegada a Venezuela ha sido el protagonista de una larga cadena de despropósitos, empezando por el desprecio a muchos españoles que viven en aquellas tierras desde hace años. Y por supuesto, lo ocurrido requiere una petición de explicaciones a Venezuela; algo difícil de ejecutar cuando el servilismo de Moncloa hacia su "amigo no alineado" no se lo permite.

Esta es la España de Zapatero, esta es la política exterior de este Gobierno. Bolivia confisca a empresas españolas,  Marruecos nos torea como quiere y cuando quiere y Venezuela contrata a etarras y familiares en puestos de relevancia del Gobierno. Y el Ejecutivo español, rebasado por todas partes, es un auténtico saco de patatas donde se coleccionan los problemas de la ineptitud por su incapacidad para gestionar. Zapatero ha devaluado el valor de España en el mundo y  parece que no tiene límites.

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