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Ignacio Villa

Las hipotecas de un Gobierno cansado

Se acabaron las tonterías. Se acabó la estupidez. Se acabó la política de la nada. El Partido Socialista y su líder José Luis Rodríguez Zapatero, con el Debate de Investidura, se enfrentan a la hora de la verdad. Un momento crucial para cualquier candidato a la Presidencia del Gobierno, pero que en este caso tiene una especial importancia. Zapatero debe de poner en práctica un programa político fabricado para ser oposición, y con él tiene que gobernar.
 
Zapatero ha tenido que rehacer a marchas forzadas sus propuestas electorales y, lo que es más llamativo y preocupante, ha tenido que improvisar a todos sus equipos. Una improvisación, por cierto, que ha venido marcada por una recuperación de muchos nombres felipistas.
 
Zapatero inicia este jueves el proceso de investidura, el candidato socialista llega a este momento clave de su mandato con muchos cartuchos quemados. Ya se conoce su Gobierno y se conocen las primeras medidas de los Consejos de Ministros. Parece como sí el propio Zapatero, fruto de la ingenuidad primeriza, haya querido quemar antes de tiempo los tradicionales 100 días de gracia. Zapatero llega a la investidura con muchas etapas consumidas antes de tiempo, un error estratégico que sin duda le puede costar caro. El viernes, cuando previsiblemente sea investido presidente del Gobierno, Zapatero parecerá que está gobernando desde el 15 de marzo. Es verdad que durante este tiempo no ha ejercido el poder, pero han buscado tanto el protagonismo que han tirado por la borda los habituales "golpes de efecto" de todos los Gobiernos que se estrenan.

En fin: la verdad es que el futuro presidente del Gobierno lo tiene "crudo". Ha quemado muchas barcas antes de tiempo, y le espera una buena. Pendientes de los caprichos, cuando no de las barbaridades de los independentistas catalanes. Zapatero llega al Gobierno con demasiadas marcas y señales para ser nuevo en el cargo. Y es que el secretario general del PSOE llega a La Moncloa con demasiado desgaste político, sin un liderazgo cimentado, con una claro servilismo al felipismo y "vendido" a las alianzas parlamentarias.
 
Zapatero llega al poder con mucha hipoteca pendiente y con más de un perdigonzado en el ala. Desde luego, el panorama no es muy animante que digamos. Estamos ante un Gobierno cansado, antes de tiempo. Parece que llevan gobernando desde hace meses, y todavía no han empezado.

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