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Ignacio Villa

Los amigos de Batasuna

Todo ha sucedido según el guión previsto. El PNV ha destapado en el Congreso de los Diputados su estrategia de defensa de la legalidad de Batasuna. El nacionalismo vasco, inmerso ya en una desesperada huida hacia delante, se ha alineado sin tapujos con Batasuna en contra de su ilegalización, utilizando los mismos argumentos que los cómplices del terrorismo airean para defenderse de las acusaciones sobre su unidad de acción y de criterios con la banda terrorista ETA. El nacionalismo vasco está consumando paulatinamente su propio suicidio político. Esgrimiendo razones sin razón, utilizando una demagogia propia de los totalitarismos, defendiendo públicamente al brazo político de ETA, desmarcándose de los principios democráticos de preservar los propios cimientos de la convivencia pacifica, desde el Partido Nacionalista Vasco se han posicionado sin matices a favor de Batasuna y lo han hecho además en el Congreso de los Diputados.

Escuchando la intervención del representante del PNV, José Juan González de Txabarri , en la Diputación Permanente del Congreso saltan algunas preguntas de complicada respuesta para cualquier persona de principios democráticos y de un mínimo sentido común. ¿Qué entiende el PNV por represión? ¿Qué entiende por libertad de expresión? ¿Qué es para el PNV jugar con las cartas marcadas? ¿Qué es para el nacionalismo vasco la perversión política?

EL PNV, que durante tanto tiempo ha intentado buscar una posición indefinida y encubierta de colaboración con los batasunos, ahora ha dejado al descubierto sin defensa posible su propia estrategia. EL PNV habla de "escalada represiva de la escuela Bush" cuando ellos están permitiendo y facilitando una represión ideológica en el País Vasco donde los ciudadanos para vivir tranquilos tienen que llevar la etiqueta de "Yo soy nacionalista". El PNV habla de falta de libertad de expresión cuando ellos han favorecido y jaleado la partición en dos de una sociedad, en la que no se puede decir lo que se piensa bajo la permanente amenaza del terrorismo. El PNV habla de cartas marcadas cuando ellos han estado diseñando cuidadosamente trampas a las instituciones democráticas con el apoyo expreso y la ayuda de la propia Batasuna. El PNV, por último, habla de perversión cuando ha conseguido que en el País Vasco se tenga que vivir con escolta y mirando debajo de los coches ante el peligro de la bomba, sin que desde el Gobierno de Vitoria se pongan los medios para erradicar una permanente actividad terrorista que se ha adueñado de las calles de las ciudades vascas sembrando cada esquina de miedo y ansiedad.

El nacionalismo vasco sale de la Diputación Permanente del Congreso señalado como enemigo de resguardar, a toda costa, los principios democráticos. Como enemigo de cortar el grifo de las ayudas económicas que financian el terrorismo. Como enemigo de ahogar desde el Estado de Derecho a aquellos que quieren laminar la sana convivencia de todos. Y, al mismo tiempo, el PNV ha realizado públicamente la presentación en sociedad de una amistad. Después de lo visto y oído, el PNV ha reconocido su amistad con el brazo político de ETA. Ha reconocido su amistad, su estrecha amistad con Batasuna. Una amistad que les ha llevado a dar la cara por ellos, defendiendo la necesidad de mantener su legalidad. ¿Hacen falta más pruebas?

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