No cabe la menor duda que en la estrategia de este Gobierno hay maldad en sus objetivos; pero también hay torpeza en sus estrategias. La actitud de "persuasión personal" que ha empleado Zapatero con algunas víctimas del terrorismo y con algunos miembros de plataformas cívicas forma parte de esos objetivos. Es evidente que desde hace meses, desde el Gobierno, se busca y se trabaja en la división. Primero fue el enfrentamiento entre las víctimas utilizando a Peces Barba y a Pilar Manjón para ese cometido. Y ahora le toca el turno a las plataformas cívicas que tanto han hecho en el País Vasco en favor de la libertad.
Zapatero cuando busca un objetivo va por la directa. Lo intentó hace unos días con los Pagazaurtundua y pinchó en hueso; ahora lo ha intentado con Fernando Savater que se ha dejado encandilar por las "maravillas" del presidente. Aunque, ciertamente, Savater ha caído en la trampa estrepitosamente; ha sido todo tan extremadamente torpe que el efecto de división buscado, en determinados sectores, no parece que se haya conseguido.
El presidente del Gobierno ve con horror que las calles de Madrid se puedan llenar el próximo 4 de junio pidiendo que no se negocie con los terroristas etarras. Las calles llenas de víctimas del terrorismo, de familiares de esas víctimas y de ciudadanos pidiendo al Gobierno que no cedan ante los terroristas de ETA es una imagen que desde Moncloa se intenta dinamitar a toda costa. El ejemplo más claro lo tenemos en el portavoz socialista del Congreso que ha dicho que le parece natural que la rectificación de Savater se haya realizado desde Moncloa o incluso ha advertido que no habrá dirigentes socialistas en esa manifestación. Son palabras desde luego propias de quién fue portavoz de los Gobiernos socialistas implicados en la guerra sucia de los GAL.
Todavía falta más de una semana para esa manifestación en Madrid que se promete multitudinaria. Hay que estar preparados para toda la artillería pesada. El Gobierno no va a parar, no quiere esa manifestación y está dispuesto a todo. Pero que nadie lo dude, Zapatero va a chocar contra un muro. Las victimas del terrorismo tienen el derecho a que su voz pueda se escuchada. El 4 de junio es el día escogido. Ni los engaños de Zapatero, esta vez, van a obtener resultado alguno. Ya lo verán.
