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Ignacio Villa

Miedo a repetir la historia de la UCD

En el Partido Popular hay nervios. Son evidentes y ya nadie hace por ocultarlos. No se pone en duda la estrategía de Aznar en la crisis de Irak, pero sí se cuestiona la forma de explicar la posición del Ejecutivo a los ciudadanos y también se reprocha que el presidente no se haya rodeado de buenos expertos en política internacional en una cuestión tan complicada como esta.

En el PP se sigue manteniendo la fe en Aznar, se sigue apostando por su capacidad de gestión, se sigue pensando que siempre ha salido airoso de situaciones más complicadas. Pero también se reconoce que el entorno del presidente ha dado muestras de una gran torpeza, que "Moncloa" está cada vez más lejos de la realidad, que no hay ninguna comunicación con el partido y que parece que se han olvidado que en un año el Partido Popular se juega en las urnas todo su "poder". "Si pierdes las elecciones, te vas a la fotocopiadora" recuerda más de un dirigentes del PP.

El desconcierto en los pasillos populares es una realidad, que ya muy pocos hacen por ocultarlo. Hay miedo a perder, hay miedo a repetir la vieja historia de la UCD, hay miedo a volver a tropezar en la misma piedra. Ese miedo es lo que por el momento está manteniendo la disciplina y hace que muchos estén dispuestos a callar y a esperar. Ese miedo permite que desde el PP se pueda decir que se mantiene la unidad y la cohesión. Pero esta actitud no se puede mantener por mucho tiempo. Los nervios que provocan las inminentes elecciones municipales y autonómicas pueden terminar pasando factura al PP. Por el momento, el recuerdo de la desintegración de la UCD está frenando muchas críticas internas. Pero ese freno puede saltar por los aires, en cualquier momento.

Nadie exige en el PP que se cambie de estrategia, pero sí que se comunique mejor, que se expliquen mejor las cosas y que el entorno del presidente no aísle a Aznar. Los fantasmas de la UCD, que siguen guardados en los armarios, vuelven a aparece en el horizonte.

Por el momento sólo hay ruidos, pero la dirección del PP no puede seguir pidiendo actos de fe a sus dirigentes regionales y provinciales. Moncloa debería salir del atolladero interno en el que se ha metido. No parece suficiente sobrevivir por el miedo al pasado. Hay que vivir con la seguridad del presente. Más trabajo y mejor comunicación. Tan fácil como complicado.

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