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Ignacio Villa

Otra capitulación del talante

Esas siglas o abreviaturas pueden tener más o menos importancia, pero lo que es ciertamente sobrecogedor es la imposibilidad de Zapatero de marcar una línea de actuación en su Ejecutivo

Como quien no quiere la cosa, como si aquí no pasara nada este lunes, hemos asistido a una nueva capitulación del Gobierno Zapatero. El anuncio realizado por la Consejera de Interior del Gobierno catalán pone encima de la mesa la verdadera realidad política de este Ejecutivo. No pueden dar un paso adelante sin consultar a sus socios; son incapaces de decir que no –una sola vez– a las ocurrencias de sus amigos catalanes. Zapatero está atado de pies y de manos en cuestiones importantes, en asuntos secundarios y casi hasta en las anécdotas cotidianas. Hoy son las matrículas, pero mañana será otra cosa. Así, cediendo y cediendo, tenemos el peligro de llegar a los cimientos del Estado. Eso sí, con mucha sonrisita y con mucho abrazo.
 
Pero esta nueva cesión del Gobierno Zapatero es una renuncia que tiene más calado del que parece. El Ejecutivo socialista se encuentra al pairo del último capricho del "tripartito". No estamos asistiendo a un escenario de diálogo. Lo que tenemos delante de nosotros es la operación permanente del chantaje político, de la advertencia y de la amenaza. Es la forma de gobernar con la que se han acostumbrado los del "tripartito" y que ha permitido –en una actitud que deja mucho que desear– el propio Zapatero. ¿Es importante que aparezcan las iniciales de las Comunidades Autónomas en las matriculas? Esas siglas o abreviaturas pueden tener más o menos importancia, pero lo que es ciertamente sobrecogedor es la imposibilidad de Zapatero de marcar una línea de actuación en su Ejecutivo.
 
Siempre pasa lo mismo. el Gobierno del PSOE cede y cede, luego pone cara de circunstancia para concluir recordando la cantinela de siempre: la falta de diálogo del Partido Popular. Lo que ocurre esta vez es que una estrategia repetida hasta la saciedad ya no cuela. Aquí la única verdad contante y sonante es que Zapatero no sabe decir "NO". A todo asiente, todo le parece correcto y todo lo encaja. Esto no es diálogo, esto se llama falta de voluntad, ausencia de fortaleza y debilidad institucional. Y lo demás son pamplinas.

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