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Ignacio Villa

Se reabren las puertas de Europa

La propuesta realizada, a bombo y platillo, por el presidente Chirac y por el canciller Schröder en la que se recoge la novedad de que la Unión Europea tenga un presidente como cabeza visible e institucional, le vuelve a abrir a José María Aznar las puertas de Europa, aunque con algunos matices importantes. El 2002 no terminaba bien para el presidente Aznar y sus pretensiones europeas. La negativa de la Comisión y de los países pequeños para que existiera la figura de un presidente del Consejo parecía cerrar la puerta a ese proyecto; puesto que, además, los tres grandes (Alemania, Francia y el Reino Unido) se refugiaban en un silencio de indiferencia. Con estos vientos en contra, se cerraba paso la propuesta realizada por el presidente Aznar que apostaba por una presidencia comunitaria con todo el poder ejecutivo, mientras que la Comisión Europea quedaba relegada a las labores más administrativas y burocráticas. Ahora, con esta iniciativa anunciada por Berlín y París se abren las puertas de Europa, pero no se abren de par en par. Es decir la propuesta realizada por Alemania y Francia apuestan por esa nueva figura de presidente de la Unión, pero sin que el presidente de la Comisión pierda poder y presencia.En definitiva, una complicada "bicefalia" en la que todavía hay que realizar un verdadero trabajo de orfebrería para repartir las distintas parcelas de poder.

El nuevo modelo franco-alemán facilita, pues, una digna salida a un José María Aznar que en el 2004 se queda en el "paro político"; pero no responde plenamente a los deseos iniciales del Jefe del Gobierno español. Ciertamente sigue siendo un puesto apetitoso, de nueva creación y de relevancia política e institucional; pero es un cargo que inicialmente está llamado a un claro enfrentamiento con el presidente de la Comisión en la batalla por el poder real y hasta que se defina el reparto de poderes. El proyecto de ser el primer presidente de la Unión Europea, puede ser bonito e interesante. Es desde luego una buena alternativa para el "ex-presidente" Aznar, pero no va a ser un camino de rosas. Esta propuesta, que sobre el papel es atractiva, se puede convertir en un arma de doble filo.

En realidad, puede terminar convirtiéndose en una silla eléctrica para la carrera internacional más florida y laureda. No obstante y dicho esto, hay que certificar que las puertas de Europa comienzan a abrirse para Aznar, aunque no de la forma que él pretendía. En todo caso, la posibilidad del camino europeo vuelve a recuperarse. Ahora veremos en qué quedan los proyectos e iniciativas, puesto que en los próximos meses todo será ya definitivo con la nueva reforma comunitaria. Y en esto, a diferencia de la sucesión, el calendario no lo marca Aznar, se lo marcan desde Europa. Por tanto, le guste o no le guste, aquí los tiempos, los mecanismos y los modos no son controlables. En esta historia, Aznar no decide cuando toca o deja de tocar.

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