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Ignacio Villa

Seis minutos para el bochorno

Chirac le ha dicho a Zapatero que las cuestiones regionales tienen su propio conducto y que, por lo tanto, el Ejecutivo francés no se sienta a negociar con

¡Qué seis minutos!, ¡qué intensidad de trabajo!, ¡qué agenda tan densa! Los seis minutos que ha durado la reunión que el presidente Zapatero ha mantenido con los tres presidentes autonómicos –Maragall, Sanz e Iglesias–, que, como oyentes, han asistido a la Cumbre hispano-francesa de Zaragoza, marcan un antes y un después.
 
Zapatero en una de esas "fijaciones" que tiene periódicamente se le ocurrió invitar a las Cumbres bilaterales que el Gobierno central tiene con otros gobiernos europeos a los presidentes autonómicos fronterizos con el país respectivo. Una ocurrencia en busca de otra foto más, puesto que la eficacia real y política de estas invitaciones es absolutamente nula.
 
Esto ya ocurrió en la Cumbre hispano-portuguesa de Santiago y ahora, en la de Zaragoza, el presidente del Gobierno se ha encontrado con el no rotundo del presidente francés. Chirac le ha dicho a Zapatero que las cuestiones regionales tienen su propio conducto y que, por lo tanto, el Ejecutivo francés no se sienta a negociar con "presidentes regionales". Una actitud que no ha dejado margen para ningún movimiento por lo que Zapatero se ha encontrado con Maragall, Sanz e Iglesias sin saber que hacer con ellos.
 
Al final se han improvisado de mala manera una reunión de última hora de Zapatero con los dirigentes autonómicos, luego les ha dado tiempo libre durante la mañana para invitarles posteriormente a comer. Y han terminado el día con una comparecencia pública los tres presidentes.
 

En fin, ¿que se puede añadir? Poco más. Más ridículo y más bochorno imposible. Son los seis minutos para la gloria de una entrevista que nunca existió. Eso sí, postales de recuerdo para todos.

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