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Ignacio Villa

Socios, amigos y cómplices

El balance político tras esta tormentosa semana en Cataluña nos lleva a concluir que, en esencia, estamos como estábamos el pasado lunes. Tras conocer las informaciones, confirmadas por el protagonista, que daban todo tipo de detalles sobre el encuentro de Carod Rovira con la cúpula de la banda terrorista ETA, aquí nadie rectifica. Lo único que se confirma definitivamente es que Zapatero ya es un sonámbulo político y su compañero Pascual Maragall, una marioneta de los intereses de Esquerra Republicana.
 
A cinco días vista del primer titular en el diario ABC, el líder republicano insiste en que no hizo nada malo al buscar un pacto con los terroristas. Además, ha dejado claro a todos que no rectifica y que, después de las elecciones de marzo, volverá al Gobierno catalán. ¿Hacen falta más pruebas para saber dónde está cada uno?
 
La verdadera situación interna del tripartito ha quedado en evidencia. Y es tan contumaz la actitud de todos los socios del Ejecutivo catalán que no se divisa ninguna solución real y creíble en el horizonte. Las afirmaciones de Carod Rovira en el Parlamento catalán son previsibles para un político como él, que ya se ha retratado: maneras fascistas, ideas dictatoriales y formas destructivas. Chulesco e insultante, el líder independentista catalán ha confirmado con creces todas las expectativas que se habían adelantado sobre él. Carod es una vergüenza para la política catalana; algo evidente para todos, menos para Pascual Maragall y para Rodríguez Zapatero.
 
Desde las filas socialistas intentan cerrar a toda prisa la crisis del Gobierno catalán, pero con escaso éxito. Maragall y Zapatero han salido tocados para siempre de esta crisis. El primero, porque ha demostrado ser un político inerte, sin personalidad ni principios. Ha agarrado al vuelo el sillón presidencial y no lo quiere soltar bajo ningún concepto. Va camino de la autodestrucción, algo que, por otra parte, a nadie puede sorprender. El segundo, a la deriva desde hace meses, acumula una larguísima lista de despropósitos políticos. Muy poco tiempo ha pasado para que Carod Rovira les diera a los dos el golpe definitivo.
 
Pero tiempo al tiempo, porque esta historia no ha hecho más que empezar. Esquerra Republicana se ha adueñado del PSOE y las dos partes lo saben. ERC da por hecho que puede decir lo que quiera y como quiera de los socialistas, porque no van a decir nada ni van a mover un dedo. El silencio socialista convierte a sus líderes en responsables directos de las barbaridades de Carod. Han borrado cualquier línea de separación y se han convertido en socios fieles de los republicanos, en amigos comprensivos y cómodos, en cómplices de sus desvaríos.
 
Así, con el PSOE en la misma barca que ERC, su situación no puede ser más grave, preocupante y decisiva para las elecciones generales.

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