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Ignacio Villa

Todos somos caraduras

Con esta provocación el portavoz del PSOE ha dejado en evidencia lo que es. Pero por encima de todo ha demostrado que no conoce lo que es el respeto a los ciudadanos

De Alfredo Pérez Rubalcaba se pueden esperar muchas cosas. La experiencia política así lo dice, pero entre la maldad y la bajeza hay una frontera que ya ha sido generosamente traspasada.
 
El que fuera portavoz de los Gobiernos de los GAL, triste promotor de la LOGSE desde el ministerio de Educación y que años más tarde rompiera el día de reflexión en un gesto sin precedentes en la democracia española se ha radiografiado este jueves en el Congreso de los Diputados. Provocar como ha provocado al diputado popular Rafael Hernando no es de recibo. Nada de lo mencionado de su currículo es justificable, aunque siempre podría alegar una cierta "obediencia debida". Pero el reproche de caraduras a Hernando y a otros diputados del Partido Popular por la compañía y apoyo que han prestado a las víctimas del incendio de Guadalajara es un gesto de una profunda miseria personal.
 
También es cierto que de Rubalcaba nada nos debería de sorprender con su trayectoria en los "bajos fondos de la política", pero entrar en esta dinámica personal y rastrera es llegar muy lejos. Demasiado lejos. El portavoz del Partido Socialista en el Congreso no ha perdido los papeles, simplemente ha quedado inhabilitado. En política se permiten muchas cosas, pero cuando alguien entra en el terreno personal e insulta a otro diputado después de un funeral, lo mejor que puede hacer es dedicarse a sus clases en la universidad y quitarse del medio. Se ha pasado de frenada, con difícil rectificación.

Además en este contexto, no puede pasar desapercibido que el propio Rubalcaba, que no conoce lo que es el juego limpio, haya salido a dar explicaciones sobre lo que pasó o dejó de pasar. Cuando en política, un dirigente tiene que dar explicaciones es que algo ha fallado. Y en este caso, cuando el propio Pérez Rubalcaba ha tenido que salir para justificar la provocación es que es consciente de su gravisima actitud. Con esta provocación el portavoz del PSOE ha dejado en evidencia lo que es. Pero por encima de todo ha demostrado que no conoce lo que es el respeto a los ciudadanos. Con sus gestos, Rubalcaba nos ha llamado a todos caraduras.

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