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Ignacio Villa

Una lección para la humildad

Los tres plantes que, por parte de la prensa, ha sufrido este miércoles el presidente del Gobierno, deberían de ser un motivo para la reflexión. Es la primera vez que ha ocurrido una reacción de estas características desde que Aznar llegó al poder, y por lo tanto es una situación que nos puede dejar importantes repercusiones políticas. En esta situación, lo peor que puede hacer el Ejecutivo y su entorno es enrocarse acusando a los medios de comunicación de malas y oscuras intenciones.

Para empezar, habrá que dejar claro que este divorcio con la prensa, con la guerra de Irak al fondo, tiene un origen bien diferente. Hay que decir también, sin tapujos, que el presidente Aznar y su Gobierno no tienen la culpa de las muertes ocurridas y es verdad también que muchos miembros de la oposición han buscado un descarado oportunismo político en esta crisis. Dos premisas claras y evidentes, pero junto a eso el Gobierno debería tomar nota, analizar lo que ha pasado y rectificar. Ni todos los periodistas son malísimos, ni todos los medios de comunicación están buscando sacar al presidente Aznar del poder. La realidad de lo ocurrido es que se ha producido una fractura en las relaciones entre el Gobierno y los periodistas, y esa fractura habrá que recomponerla.

Con la mayoría absoluta del año 2000 cambiaron muchas cosas. Más de uno y más de dos, pensó que todo el monte era orégano comenzando una perniciosa dinámica de "utilización" de esos medios. Esa "utilización", cuando la diferencia en las encuestas es de diez puntos no pasa nada, pero cuando las distancias se recortan y los problemas aumentan, el Gobierno se ha encontrado con que sus "creadores de opinión pública" no sirven para nada, y que aunque tienen presencia y "amigos" el verdadero control se ha perdido.

El Gobierno y el PP tienen dos posibilidades: por una parte, enrocarse en sus posiciones, pensando que sólo los demás se equivocan. La segunda posibilidad, reconocer que se han equivocado desde hace tiempo en una política informativa diseñada a muy corto plazo y donde ha faltado un trabajo serio y constante, sin despreciar a la prensa.

Lo que ha ocurrido este miércoles es el resultado final de una equivocada política informativa. Si hay rectificación, no pasará nada. Si todo sigue igual, no duden que la tensión está asegurada e irá en aumento.


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