Después de muchas vueltas y revueltas, Menorca ha sido el lugar escogido para las vacaciones presidenciales. Curiosamente, José María Aznar ha ido a escoger una isla que desde hace años es patrimonio veraniego de Convergencia y Unió. Menorca es, desde hace mucho tiempo, el lugar escogido y preferido por muchos dirigentes de la coalición nacionalista. Allí pasan unas semanas de descanso gente como Artur Mas, Xavier Trias o Joaquín Molins. Son tres ejemplos de inquilinos veraniegos de una isla que acoge a otros muchos convergentes. Y no sólo eso. Aznar, que últimamente se ha aficionado al golf, tendrá que compartir con Mas y con Trias, aficionados a este deporte, más de un recorrido en el único campo de golf que hay en la isla. En fin, será un momento para practicar catalán en la intimidad, y también para recuperar viejas amistades, que la vida es muy larga y el futuro incierto. El PP antes o después necesitará de nuevo de los apoyos nacionalistas para gobernar.
Bromas aparte y hablando de veraneos, este año es la primera vez que, desde que llegó a Moncloa, el presidente del Gobierno inicia las vacaciones antes del último Consejo de Ministros del año. Aunque va y viene de la isla mediterránea, lo cierto es que la agenda de Aznar esta semana esta vacía y hasta el viernes no es necesario que el presidente vuelva a Moncloa, para presidir el último Consejo de Ministros del curso. Una muestra más de que el año ha sido duro, extremadamente duro para un Gobierno que no ha asimilado bien la mayoría absoluta y que, Aznar incluido, tiene que reponer pilas.
De todas formas, aunque el presidente esté en Menorca, la experiencia reciente indica que quien no se puede ir de vacaciones es el Gobierno. Dos botones de muestra: las últimas vacaciones de Navidad y de Semana Santa han ido siempre acompañadas de problemas y polémicas, entre otras cosas porque los ministros estaban desaparecidos. Ahora suponemos que, además del Vicepresidente primero, el habitual en las guardias veraniegas, el resto del Gabinete realizará turnos o rotaciones para que siempre haya alguno de guardia y no exista en la opinión pública la impresión de que el Ejecutivo está de vacaciones.
Empiezan las vacaciones políticas, lo que no quiere decir que sean vacaciones para todos. Alguna incomodidad han de sufrir los ministros. Al fin y al cabo, no es un oficio para toda la vida.
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