Menú
Ignacio Villa

Zapatero, dueño de todos nosotros

Con esta estrategia está intentando llevar al Partido Popular al terreno social, donde los populares no se mueven con mucha maestría que digamos. Está obligando al PP a retratarse en unas cuestiones que habitualmente prefiere pasar por alto.

Rodríguez Zapatero lo tenía claro desde hace mucho tiempo, no hay duda, pero ahora, además, las circunstancias apremian. La crisis económica, la falta de reacción por parte del Gobierno, la inexistencia de medidas claras y efectivas frente a esta tormenta económica han llevado al presidente a plantear la batalla en su terreno preferido. Estaba en el guión de esta legislatura, pero es que además ahora lo necesita para centrar la atención lejos de los grandes problemas que genera la arrolladora crisis económica.

El Gobierno ha abrazado la ingeniería social. Se sienten dueños de la vida, de la muerte y de la historia. Tres frentes que se han concretado en tres claras propuestas: la nueva ley del aborto, la legalización de la eutanasia bajo diferentes supuestos y la siempre agitada ley de la memoria histórica. Son tres objetivos que se han convertido en obsesiones. De esta forma distraen la atención de la opinión pública. Lo hacen abriendo debates sociales que no se discutían en las calles, pero cuya resolución se atribuyen erigiéndose en los libertadores de no se sabe qué opresión. Es como si la libertad y los "derechos sociales" los hubiera descubierto Rodríguez Zapatero. Es, al final, una cantinela tan cansina, repetitiva, y aburrida que los ciudadanos se terminan acostumbrando a ese ruido de fondo que no convence a nadie pero que forma parte del paisaje.

Uno de los síntomas más llamativos es que el presidente ha entrado en el juego del insulto. Cuando cae en eso, como este fin de semana calificando de hipócritas a aquellos que no comparten sus iniciativas, se delata descaradamente. Si Zapatero tiene que acompañar de insultos sus "grandes logros sociales" es que éstos no deben ser tan grandes; quizá ni siquiera se les pueda considerar logros. Sencillamente, los utiliza como parapeto ante esta crisis que nos inunda a todos.

Pero además con esta estrategia está intentando llevar al Partido Popular al terreno social, donde los populares no se mueven con mucha maestría que digamos. Está obligando al PP a retratarse en unas cuestiones que habitualmente prefiere pasar por alto. Así, ante el abismo de la crisis, mientras los populares miran hacia otro lado, Zapatero se empeña en ser el dueño de nuestras conciencias, en el árbitro que decide lo que es bueno y lo que es malo. Da algo de miedo, la verdad.

En España

    0
    comentarios