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Ignacio Villa

Zapatero se engancha a Heidi

Están empleando la misma estrategia que hace diez años utilizaron para defenderse del terrorismo de Estado y de la corrupción: encender el ventilador de la mentira y el insulto intentando aparentar que todos los partidos son iguales.

Los primeros días de la campaña electoral del 27 de mayo nos dejan encima de la mesa la estrategia del PSOE para intentar obtener todos los votos posibles: una mezcla del mensaje Heidi del presidente con los clásicos y repetidos insultos, descalificaciones y mentiras de toda la perrera socialista.

Zapatero está procurando lanzar en los actos públicos en los que participa un mensaje suave, acaramelado y dulzón con el que intenta vender un mundo irreal de felicidad y gominolas. Zapatero se ha enganchado a Heidi buscando adormecer a los españoles con hermosas historias, como si los ciudadanos no tuvieran a estas alturas suficiente sentido común como para darse cuenta de los desaguisados del Ejecutivo. Zapatero ejerce de cuentacuentos para despistar e intentar ocultar la tragedia que empañará estas elecciones: las papeletas de ETA-Batasuna podrán meterse en muchas urnas gracias a Rodríguez Zapatero, lo que le permitirá volver a las instituciones democráticas y recaudar las subvenciones correspondientes.

Y mientras Zapatero busca a Heidi como única salida al laberinto en el que se ha metido él solo, los perros de presa del PSOE calientan el ambiente. En esa cuadrilla están todos, de Blanco a Ibarra, de Felipe a Bermejo. No falta nadie, entre otras cosas porque hay que hacer méritos ante la dirección del partido. Están empleando la misma estrategia que hace diez años utilizaron para defenderse del terrorismo de Estado y de la corrupción: encender el ventilador de la mentira y el insulto intentando aparentar que todos los partidos son iguales.

Los primeros efectos de este empeño de los socialistas ya se han producido. Sedes del Partido Popular asaltadas y destruidas, candidatos agredidos e insultados, actos públicos interrumpidos por exaltados... Volvemos al ambiente que ya crearon durante las pasadas elecciones municipales y autonómicas hace cuatro años, en la época de la guerra de Irak. La diferencia, notable, es que en esta ocasión la propaganda que pinta al PP de partido de "derecha extrema" que carece de derechos para presentarse como demócrata se hace desde el poder. Y si se siembra desde el poder, no es de extrañar que se recojan semejantes tempestades en las sedes del PP.

Todo este ruido busca como único objetivo que no se hable de la gran claudicación del Gobierno: la vuelta de ETA a las instituciones democráticas. Mientras Zapatero sigue con Heidi y los demás socialistas con sus insultos, nuestras libertades democráticas padecen un ataque brutal en sus mismos cimientos. Pero el truco es demasiado tosco como para que los españoles se lo traguen. Ya no estamos para cuentos.

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