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Ignacio Villa

Zapatero se pone colorado

Este miércoles, en el Congreso de los Diputados, el líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero ha vuelto a patinar, aunque en esta ocasión no lo ha hecho solo. Esta vez ha patinado en compañía de Manuel Marín, su principal consejero en política exterior. El texto que ha leído el secretario general del PSOE en su primera intervención era un discurso preparado por alguien que controla el terreno que pisa, pero que al mismo tiempo no se puede liberar de viejas hipotecas de otro tiempo. Y así ha pasado: Zapatero se ha presentado con unas ideas y mensajes elaborados por el que fuera tantos años comisario europeo, pensando que pisaba terreno seguro, y al final se ha hundido en sus arenas movedizas. Y es que Marín, que es un buen orador y un buen diseñador de ideas, no puede quitarse de encima que su escuela política es la escuela del felipismo; un lugar donde la artimaña deja paso a la mentira, o donde la trampa deja al descubierto las malas artes.
 
Rodríguez Zapatero esta vez ha leído su intervención, huyendo de la improvisación. No se ha salido del guión previsto, entre otros motivos porque no sabe y además su lamentable estado de ánimo no se lo permite. Ha leído como un principiante, ha dejado algunas trampas en su camino dialéctico y también ha dejado salpicar alguna mentira. Pero lo mas grave, lo más serio es que se ha dejado algunos flancos abiertos. El flanco abierto más importante es haber arremetido contra la doctrina militar del "ataque anticipatorio" como si esta fuera una ocurrencia de Aznar o un "colonialismo americano" del Gobierno español. Y la realidad es muy diferente. El presidente del Gobierno, que ha visto abierto ese flanco, ha entrado a matar. Le ha leído con regodeo un documento de la OTAN. Luego otro refrendado por la Unión Europea sobre el concepto de guerra preventiva; un documento cuyo autor es Javier Solana, que lo presentó el pasado mes de junio en el Consejo Europeo de Salónica.
 

Ha sido en ese momento precisamente cuando Aznar le ha recomendado a Zapatero que lea con detenimiento al actual representante de Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea. Zapatero se ha puesto colorado por sus errores y por sus deficiencias. Ha vuelto a tropezar. Y es que es incapaz de salir de su propio laberinto. Lleva meses con la guerra de Irak a cuestas, y esa estrategia de oposición no le ha dado más que disgustos. Algo que no se puede entender. Zapatero, que está demostrando poca agilidad e inteligencia política, ha agarrado una presa equivocada. Nadie se lo dice o nadie se quiere dar cuenta y está perdiendo un tiempo precioso. El secretario general del PSOE deja de lado las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos, y sigue "dale que te pego" con una historia que a nadie le interesa. Zapatero está en una dinámica que se traduce en una pérdida constante de votos. Pero él no quiere salir del laberinto, ni se deja ayudar. ¡Que nadie se engañe!, el final previsible puede ser patético.

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