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Isabel Durán

El bienio radicalsocialista de ZP

Pero lo más grave es que el presidente “rojo”, que ha hecho descarrilar a España del progreso y el avance democráticos, nos haya sumido en pleno siglo XXI en un bienio radicalsocialista sin escrúpulos

A falta de un trimestre largo para que se cumplan dos años de la llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero, España está sumida en un proceso de amplio retroceso democrático. La nueva alianza de las izquierdas nos retrotrae al guerracivilismo de hace siete lustros. Nos sume de hecho, inesperada y peligrosamente, en una vuelta atrás en el tiempo que nada bueno puede traer. La actitud y la acción de Gobierno de ZP producen inquietud y desasosiego. Inquietud porque el inquilino de La Moncloa juega con las cartas marcadas, y desasosiego porque su juego sucio hace que sea imposible predecir cual será la próxima puñalada por la espalda al interés general de los españoles, en aras de un partidismo sectario y destructivo para la Nación.
 
Si ayer sabíamos que, en vísperas del debate del Plan Ibarretxe, el presidente Rodríguez Zapatero se reunió en secreto en el palacio monclovita con Josep Lluis Carod Rovira y con Juan José Ibarretxe para hablar de la negociación con la banda terrorista ETA, hoy conocemos que secretamente ha transportado a su residencia oficial en el avión presidencial al máximo responsable de la Comisión europea, José Manuel Durao Barroso, a una cena celebrada semana y media antes de que el organismo comunitario tomara la decisión de favorecer al Ejecutivo zapateril en la OPA de Gas Natural sobre Endesa. Son sólo dos ejemplos.
 
ZP va de treta en treta. No sólo se desploma su imagen en las encuestas. Con él arrastra a las instituciones del Estado y a las supranacionales. El presidente ha conseguido que el terrorismo etarra saque pecho y que el nacionalismo antiespañol se crezca como nunca. Con sus malas prácticas, ha escenificado también porqué había que votar “no” a la mal llamada Constitución europea, que consagra los intereses coyunturales de los gobiernos de turno con instituciones comunitarias que vuelven la espalda al interés general de los ciudadanos europeos.
 
Pero lo más grave es que el presidente “rojo”, que ha hecho descarrilar a España del progreso y el avance democráticos, nos haya sumido en pleno siglo XXI en un bienio radicalsocialista sin escrúpulos cuya tramposa metodología supone el principio del fin de la democracia y de sus reglas de juego alumbradas en la Transición.

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