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Isabel Durán

El eslabón no investigado

No voy a adentrarme en la larga lista de falsedades, engaños y pistas manipuladas que se produjo tras los atentados del 11-M y que indujo al Gobierno de José María Aznar al equívoco de que los autores del asesinato eran los terroristas de ETA. Lo que se ha venido en llamar los agujeros negros del 11-M son poco a poco conocidos gracias al diario El Mundo.  Sin embargo, el vuelco electoral producido por la vil matanza y las manipulaciones al relacionarla con la guerra de Irak debido a las acusaciones vertidas contra del anterior Gobierno de ocultar los datos sobre el terrorismo islámico, han hecho que cualquier vinculación de éste con los etarras haya sido tapada, minimizada o ridiculizada.
 
Los datos que sirven de nexo entre ambos terrorismos son inquietantes e inexplicablemente están todavía por investigar. Es el caso del presunto terrorista Luis José Galán González, vinculado a ETA, más conocido por el apodo de “Yusuf”, identidad que utiliza en el mundo radical musulmán. En el sumario 35/01 instruido por el juez Baltasar Garzón desde noviembre de 2001, es decir, mucho antes de la guerra de Irak, se considera a este individuo como un importante integrante de la célula terrorista  de Al Qaeda en España. Garzón le acusa nada menos que de formar parte de la célula de de Ben Laden que estaba detrás de robos a bancos y que actuó como soporte financiero y logístico de Mohamed Atta –el cabecilla de los pilotos suicidas del 11-S.
 
La pista sobre este personaje no la ha seguido nadie salvo Libertad Digital. Por los datos que se conocen Galán fue un oscuro empleado de Seur durante 13 años. Paralelamente empieza a vincularse al entorno del nacionalismo radical vasco y en las elecciones europeas de 1989 actúa como interventor de HB, la coalición política etarra. Poco después da un nuevo cambio de rumbo a su vida, se convierte al islam y ficha por los terroristas fundamentalistas islámicos. En ese momento cambia su nombre por el de “Yusuf” Galán.
 
El sumario de la Audiencia Nacional demuestra que el interventor batasuno no se convierte en un terrorista cualquiera. Comparte piso nada menos con Najib Chaib, jefe de Al Qaeda en Madrid y considerado por el juez Garzón como el “enlace entre el 11 de septiembre y el 11 de marzo”. La investigación judicial revela también que seis meses antes de los atentados de las torres gemelas de Nueva York y del Pentágono, en un restaurante cercano al piso que comparten “Yusuf” Galán y Chaib se celebra una cumbre terrorista islámica con la asistencia del responsable de la red de Ben Laden en Europa, Abu Abderramam y de un hermano de Mohamed Chedadi, uno de los detenidos por los atentados de Madrid del 11 de marzo.
 
Por si estos hechos no fueran suficientemente elocuentes sobre las conexiones entre el entorno de ETA y el terrorismo islámico, entre los más de 40.000 documentos incautados por la policía en la vivienda de Yusuf Galán aparecen informes sobre cómo fabricar bombas para ser introducidas en mochilas y explotadas a través del teléfono móvil. Técnica que utiliza ETA desde antes de 2001 y que posteriormente Al Qaeda emplea en los atentados de Madrid.
 
Entrenado en un campo de Osama Ben Laden en Indonesia, según los documentos gráficos que existen, cuando en 2001 se produjo la detención de esta célula de Al Qaeda el entonces ministro del Interior, Mariano Rajoy afirmó: la presencia de “Yusuf” Galán “demuestra que los grupos terroristas siempre tienen relaciones entre sí”. Sin embargo, producida  la mayor matanza de la historia de España el 11 de marzo de 2004 sorprende que nadie se haya preguntado por el papel de enlace que éste individuo ejercía entre la coalición terrorista vasca y el terrorismo islámico.
 
Extraña el interés político en mirar hacia otro lado, a pesar de la inquietante conjunción de objetivos de ambos grupos terroristas y de las asombrosas coincidencias obviadas por los investigadores de un plumazo. El lugar y la fecha coinciden con lo intentado por la banda terrorista ETA semana y media antes y  con los mismos métodos experimentados durante las navidades precedentes por los terroristas vascos: mochilas bomba situadas en el interior de un tren listas para estallar al adentrarse en la estación madrileña de Chamartin.
 
Por cierto, una última casualidad más. “Yusuf” Galán, se había convertido en presidente de una tapadera revestida como asociación cultural islámica llamada IBN TAYMIYYAH en realidad vinculada a movimientos  izquierdistas, supuestamente pacifistas y pro-palestinos. Aunque vive en Madrid, esta tapadera se encuentra en Asturias, curiosamente, el lugar de procedencia de la dinamita utilizada en los atentados del 11-M y de los españoles acusados de colaborar en la matanza.   
 
Todos estos datos, si se quiere llegar a la verdad del asunto y no quedarse en mero discurso teórico, como ha ocurrido en otras ocasiones, deberían ser desentrañados por la comisión de investigación que inicia esta semana su andadura en el Congreso de los Diputados. 

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