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Isabel Durán

Ibarretxe y los torturadores

Sin los votos de las nekanes, que seguían órdenes de ETA enviadas por SMS a sabiendas del Gobierno de Z, Ibarretxe no podría acudir hoy de nuevo a La Moncloa con su matraca filoetarra.

En su primera visita al Palacio de La Moncloa de esta segunda legislatura de Z, Juan José Ibarretxe lleva debajo del brazo dos asuntos que constituyen un espaldarazo moral y político a la banda terrorista ETA: su propio plan secesionista y la moción que acusa de torturadoras a las Fuerzas de Seguridad. Reveladoras cuestiones que centran el debate sobre la verdadera razón de ser del nacionalismo vasco y de su apoyo incluso ahora por parte del "íntegro" presidente del Gobierno.

El nacionalismo pro-terrorista del lehendakari organiza actos a favor de las víctimas de los etarras al mismo tiempo que avala los objetivos de la banda, para así mofarse de los muertos e instrumentalizarlos en beneficio propio como altavoz de su propio proyecto independentista. Dos días después de que ETA asesinara al agente Juan Manuel Piñuel en la casa cuartel de Legutiano, el tripartito acusaba de torturadora a la Benemérita y, 48 horas más tarde, invitaba a agentes heridos a un acto de homenaje a las víctimas del terrorismo en el Kursaal como mera coartada. Ya está bien de tanta iniquidad y tanta doble moral. En realidad los torturadores son los que de manera obscena y asqueante se benefician del apoyo etarra, empezando por el propio lehendakari.

¿Quién tortura a quién en el País Vasco? ¿Acaso no es una forma de tortura abocar al exilio a más de doscientas cincuenta mil personas? ¿Y no es tortura la implantación de una suerte de condena social a todo aquél que alce su voz contra el nacionalismo totalitario? ¿Qué es el ensalzamiento de los asesinos en las plazas públicas o parques? ¿Cómo se llama el necesitar escolta hasta para llevar a los hijos al colegio? ¿Cómo denomina el tripartito pro etarra su apoyo a los objetivos de los asesinos al tiempo que estos extorsionan, secuestran y matan? ¡Qué pregunta! A eso se le llama plan de paz.

No hay que olvidar que Ibarretxe es lehendakari sólo gracias a la permisividad cómplice de Zapatero para que el PCTV pudiera estar el Parlamento autonómico. Sin los votos de las nekanes, que seguían órdenes de ETA enviadas por SMS a sabiendas del Gobierno de Z, Ibarretxe no podría acudir hoy de nuevo a La Moncloa con su matraca filoetarra. A cambio, Zapatero le ha prestado 7 senadores al PNV en su segunda legislatura para que forme su propio grupo. Eso sí, ahora lo recibe en La Moncloa con traje de camuflaje y de perfil porque está en plena recolecta de votos para las urnas anticipadas vascas.

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