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Isabel Durán

Las guerras de Zapatero

Con él han llegado las guerras del agua, las comerciales, las financieras, las de la lengua, de la religión y las de las izquierdas contra las derechas.

En poco más de año y medio José Luis Rodríguez Zapatero y su Gobierno, convertidos en un auténtico semillero de conflictos, han roto de golpe y porrazo la España que definió su actual marco institucional entre diciembre de 1979 y febrero de 1983. Con la aprobación del primer y último estatuto de autonomía, quedaron acomodadas las diecisiete comunidades autónomas que conforman España y la hilatura jurídica basada en la solidaridad interterritorial que, con sus virtudes y defectos, nos ha convertido en la nación que conocemos hoy.
 
Veintiséis años después, España está sumida de pleno su propia descomposición por mor de un presidente del Gobierno ambicioso, irresponsable, insolvente, intolerante y revanchista. Desde que llegó al poder su principal labor ha sido fomentar la desunión y la confrontación entre la gente. Con él han llegado las guerras del agua, las comerciales, las financieras, las de la lengua, de la religión y las de las izquierdas contra las derechas. En definitiva, su Gobierno se empeña con denodado afán en instaurar la ruptura de una convivencia pacífica, solidaria y democrática que se sabe cómo empieza pero no cómo acaba.
 
Aprobado el mal llamado proyecto de reforma del Estatuto de Cataluña por el Frente Anticonstitucional encabezado por el jefe del Ejecutivo, no debiera centrarse la atención de lo que en adelante ocurra en lo que haga o deje de hacer el Partido Popular. Eso es precisamente lo que pretenden el PSOE y sus socios, el actual Frente Antidemocrático que blande como bandera un pacto asentado en La Moncloa para dejar fuera de juego a quien representa a más de diez millones de personas. El foco debe permanecer atento al opulento festín nacionalista y en el irreparable daño que han causado ya al conjunto de los españoles.
 
“Cataluña ha agotado su margen de generosidad con las Españas” sentenció el presidente de la Generalidad como colofón a la aprobación del Estatuto por las fuerzas nacionalsocialistas. Zapatero, su principal valedor, importa así al siglo XXI los valores arcaizantes, insolidarios y antidemocráticos enarbolados por los nacionalismos. Por mucho que los lobos se hayan vestido con piel de cordero para defender la tramitación parlamentaria de su bomba de relojería, el delirante e inconsistente viaje a ninguna parte del jefe de la manada, José Luis Rodríguez Zapatero, no generará sino nuevos y graves conflictos y ya no tiene vuelta atrás.

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