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Jaled Abu Toameh

Apartheid antipalestino en el Líbano

Los palestinos son tratados como ciudadanos de tercera en buena parte del mundo árabe.

Hace unos tres años, el Gobierno libanés decidió enmendar su legislación segregacionista, que denegaba a los palestinos el derecho a desempeñar hasta veinte profesiones. A los palestinos se les dijo entonces que desde ese momento podrían desempeñar muchas ocupaciones, incluso tener propiedades en el país. Pero ahora han descubierto que el Gobierno libanés, al igual que los de muchos otros países árabes, les ha mentido.

Pese a que los palestinos llevan viviendo en el país del Cedro desde hace más de seis décadas, aún son tratados como extranjeros cuando se trata de obtener un permiso de trabajo, según el periódico libanés The Daily Star. El Líbano no es el único país árabe que aplica leyes abiertamente segregacionistas contra los palestinos. De hecho, éstos han sido tratados como ciudadanos de tercera en la mayoría de ellos, donde les son denegados no sólo derechos fundamentales como el empleo y la asistencia sanitaria, sino la ciudadanía.

Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), los 450.000 refugiados palestinos en el Líbano se han visto sometidos desde hace mucho tiempo a numerosas restricciones laborales. Por ejemplo, no se les permite trabajar como médicos, dentistas, abogados, ingenieros o contables. En cambio, cualquiera que visite un hospital o centro médico israelí se dará cuenta enseguida de la destacada presencia de médicos, enfermeras y farmacéuticos árabes.

Pese a que han transcurrido ya tres años desde que se reformó la legislación, nada ha cambiado para los palestinos residentes en el Líbano, y no hay señal alguna de que las autoridades del país tengan intención de reducir las restricciones que pesan sobre ellos en el futuro inmediato.

Según una crónica de The Daily Star, las modificaciones legislativas siguen sin aplicarse. Activistas pro derechos humanos afirman que Beirut se sirve ahora de la guerra en Siria y de su impacto sobre el Líbano para evitar abolir la lesgislación segregacionista. Eso, por supuesto, supone una débil excusa: las leyes segregacionistas antipalestinas llevan en vigor desde mucho antes de que estallara la crisis siria.

Decenas de miles de palestinos han huido al Líbano desde la vecina Siria en los últimos dos años, lo que ha proporcionado a Beirut una excusa para no aplicar la reforma legislativa.

Los libaneses, que siempre han despreciado a los palestinos, tienen miedo a incorporarlos a su economía y a su fuerza laboral. Muchos los consideran, junto a la OLP, responsables de destruir su país, sobre todo durante la guerra civil de las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, que se cobró decenas de miles de vidas.

Lo que resulta perturbador en las leyes segregacionistas libanesas y en el maltrato de los palestinos por parte de los países árabes es el silencio de la comunidad internacional y los medios de comunicación. Incluso la UNRWA, que se supone debe preocuparse por el bienestar de los refugiados palestinos, hace la vista gorda. Cuando The Daily Star contactó con Hoda Samra, responsable de información pública de la UNRWA, para que comentara el drama de los palestinos en el Líbano, su respuesta fue que no tenía declaraciones públicas que hacer "respecto a esa cuestión en particular". Este es el mismo organismo cuyos portavoces condenan regularmente las operaciones militares israelíes y las demoliciones de casas en la Margen Occidental y la Franja de Gaza.

Los Gobiernos de la Autoridad Palestina y de Hamás también entierran la cabeza en la arena cuando se trata del maltrato a los palestinos en el Líbano y en otros países árabes. Ambos están muy ocupados combatiéndose mutuamente mientras incitan a los palestinos contra Israel.

© elmed.io

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