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Javier Fernández-Lasquetty

¿Quién habla de derechos humanos?

De los derechos humanos tienen que hablar los que han sido atacados por ejercer su libertad de pensamiento o de creación cultural.

De los derechos humanos tienen que hablar los que han sido atacados por ejercer su libertad de pensamiento o de creación cultural.
Pablo Iglesias, en su programa en Hispan TV | Imagen TV

Hace pocos días Podemos presentó un texto denominado "Un país para la gente. Bases políticas para un gobierno estable y con garantías". Son 98 páginas que merecen un estudio. Nadie hasta ahora había escrito con tanta precisión el procedimiento para dar un golpe de estado revolucionario desde el gobierno que aspiran a ocupar. O dicho de otro modo: cómo eliminar la libertad sin salirse apenas de la apariencia de una democracia convertida en pantalla que oculta el atropello.

Se ha hablado mucho, y con razón, sobre enormidades que Podemos exhibe en ese documento: desde su pretensión de nombrar magistrados y jueces tomando en cuenta su compromiso político con el proyecto de Podemos hasta el brutal saqueo de la propiedad privada que significaría su pretensión de aumentar en 96.000 millones de euros el gasto público, pasando por la arrogante posición de hegemonía que Podemos atribuye a su líder Pablo Iglesias en un hipotético –y aún no descartado del todo- gobierno de coalición.

De lo que apenas se ha hablado es de que en ese texto Podemos fija como elemento determinante crear una Oficina de Derechos Humanos del Gobierno. Como en todo el documento, este partido que denostaba de la llamada "casta" de lo que primero se ocupa es de definir el rango: tendría que ser una Secretaría de Estado, y adscribirse a la Vicepresidencia del Gobierno. Las funciones son mucho más gaseosas, pero, viniendo de quien viene la propuesta, demos por hecho que serían tóxicas, como tantos gases. Lo inconcreto no es inocuo, y menos en según qué manos.

¿Quién habla de derechos humanos? ¿El partido cuyos líderes han recibido importantes pagos de Venezuela? ¿El partido que nació en una radio financiada por la teocracia criminal de Irán? ¿El partido que esconde el Premio a la Libertad de Cádiz, concedido a los presos de conciencia de Venezuela?

De los derechos humanos tienen que hablar los que han sido atacados por ejercer su libertad de pensamiento o de creación cultural. Tiene que hablar El Sexto. Danilo Maldonado Machado "El Sexto" es un cubano de 32 años que expresa su libertad en forma de grafiti, pinturas y otras formas artísticas. Ese milagro de la libertad que es Yoani Sánchez lo describe en su blog como "un hombre que no cedía al miedo y que usaría hasta su propio cuerpo como lienzo para plasmar la desobediencia". Al Sexto se le ocurrió, en la Navidad de 2014, hacer una performance en el Parque Central de La Habana, basada en la imprescindible novela "Rebelión en la granja", de George Orwell, una de las sátiras más inteligentes jamás escritas contra el comunismo. El desafío del Sexto no se limitaba solo a eso, sino que incluía soltar dos cerdos con los nombres de Fidel y de Raúl pintados en sus cuerpos. El Sexto fue detenido preventivamente, antes siquiera de poner en práctica aquello que pensaba hacer, y permaneció encarcelado en Cuba, sin juicio ni defensa, hasta que la campaña internacional liderada por Human Rights Foundation hizo que la tiranía cubana se lo pensara mejor. ¿Creen que lo liberó, o que reconoció su atropello? No, en esa terminología estremecedora de las dictaduras, simplemente "modificó la medida cautelar", según consta en el aberrante documento de egreso.

El Sexto estará el día 4 de marzo con estudiantes universitarios en el College Freedom Forum at UFM, en Guatemala. Estará también Manan Al-Sharif, la mujer que desafió al régimen de Arabia Saudí filmándose a sí misma un video en el que cometía el gravísimo delito de conducir un auto. Le costó ir a prisión. Ella puede hablar de derechos humanos, lo mismo que Marcel Granier, cuya cadena de televisión fue cerrada por Hugo Chávez en Venezuela por no someterse a su tiranía, como acaba de reconocer una sentencia de la Corte Interamericana.

Ellos pueden hablar de derechos humanos. Quienes no pueden hacerlo son los bolivarianos, los neo-leninistas de uno u otro lado del Atlántico, que manipulan el concepto de derechos humanos hasta volverlo del revés: los derechos humanos se enunciaron para preservar la libertad individual, no para oprimirla.

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