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Javier Somalo

El sumario de los conspiradores

No es mi intención truncar el ánimo de PRISA por informar sobre el 11-M dos años y medio después, pero si respetan a sus lectores deberían aportarles algo más que el 1,13 por ciento de lo que el juez ha recopilado sobre los atentados.

Está claro. Los conspiradores además son tontos. El País lo tenía más fácil porque, como a los estudiantes aventajados, le basta un resumen para entender la asignatura y aprobar. Mientras los conspiradores leían y leían, El País callaba y callaba para, llegado el momento, pedir paso con su verdad por delante.

Pero eso de estudiar con resúmenes ajenos siempre depara desagradables sorpresas como la que este martes nos regaló la edición electrónica del diario de Polanco. El lector que pinchó ansioso en ese atractivo enlace titulado "Especial: sumario íntegro", pensando que Prisa había puesto a su disposición un revolucionario sistema de compresión de archivos que le permitiera descargarlo entero en su ordenador, descubrió atónito que el documento enlazado contenía sólo 1.471 páginas. Imperdonable error ese de confundir el "sumario íntegro" de un juez instructor con su auto de procesamiento. Por si lo cambian, va la foto.

Captura de la portada de elpais.es

Los de El País, como mucho, se han leído ese texto en el que Del Olmo se atreve a hacer un relato de los hechos. Se han leído el texto en el que se incluye, por ejemplo, la declaración manipulada de un policía que participó en el transporte de los bultos de la estación de El Pozo, o sea en la famosa cadena de custodia de la mochila errante.

Pero se han perdido detalles tan insignificantes como que uno de los terroristas de Leganés apareció con los pantalones puestos del revés, en su afán por inmolarse a tiempo con sus compañeros y que a ninguno de ellos se les practicó autopsia. Se han perdido también las declaraciones de un jefe provincial de los Tedax dudando razonablemente de que los destrozos de los trenes fueran ocasionados por un explosivo convencional. O las excusas de Sánchez Manzano para no practicar simulacros de explosiones ni siquiera por ordenador porque "no aportan" nada. O la interminable lista de ocultaciones al juez como la famosa radiografía de la mochila de Vallecas-IFEMA y las cintas del Carrefour y las del IKEA... Y nada habrán leído de cómo se levantaron las escuchas al presunto comando islamista poco antes del 11 de marzo de 2004.

No es mi intención truncar el ánimo de PRISA por informar sobre el 11-M dos años y medio después, pero si respetan a sus lectores deberían aportarles algo más que el 1,13 por ciento de lo que el juez ha recopilado sobre los atentados. No es por incordiar, pero el sumario del 11-M consta de 226 tomos que hacen un total aproximado de 90.000 folios. Pero hay más. En piezas separadas tendrán que leerse –al menos hojear, caramba– 34 tomos dedicados a listados telefónicos que suman 21.771 folios y otros 8 tomos de la voladura de Leganés que supone 2.227. "Sólo" esto da un total de cerca 115.000 folios. Bueno, esto es lo que se han podido leer algunos conspiradores porque aún hay tomos que no han visto la luz pública. El volumen final del sumario es de unos 130.000 folios.

Cómo le vamos a pedir a este diario que explique a sus lectores los entresijos e irregularidades de la investigación si estaban de parranda mientras dábamos cuenta de ellas. Va a tener razón el conspirador Ramírez al llamar "gandules" a los puristas de la versión Rubalcaba.

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