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Javier Somalo

El referéndum Catalá

Insoportable vivir en este dualismo: dos papas, dos reyes, dos directores de El Mundo, dos izquierdas, dos derechas, dos referéndums, dos justicias.

Nos mostraron las vergüenzas del nacionalismo catalán corrupto personificadas en el jefe del clan, Jordi Pujol. Pero al punto salieron las del PP. Es cierto que el secesionismo quedó maltrecho pero hoy parece que la alegoría de Pujol –"Si sierras la rama de un árbol, al final cae una rama y todos los nidos que hay hasta caer el árbol entero"no afecta sólo al árbol de CiU sino también a las gaviotas que en él tanto anidaron. El nacionalismo desafiante estará podrido pero el último partido con mayoría absoluta para gobernar, y por tanto para frenarlo, anda también caminito de Jerez.

Aquel que tenga memoria recordará cuando Rajoy dijo tener "todo preparado" ante el golpe de Mas. ¿Le queda tiempo para sorprendernos? Esta semana me ha parecido escuchar que el Fiscal General del Estado podría inmolarse presentando una querella por sedición. También que Soraya Sáenz de Santamaría estaría constituyendo en sus ratos libres con Duran Lleida. Y que el PPC y el PSC ya serían muletas de la desvalida CiU. Rumores y opiniones.

De momento lo único cierto y oficial es lo dicho por el ministro de Justicia, Rafael Catalá, a horas del Domingo de Rebeldía: nada es lo que parece. Nada invita a pensar que La Generalidad esté detrás de una votación convocada por la sociedad tan espontáneamente como se asediaron las sedes del PP el 13-M. Es un baile de disfraces. Si la cosa fuera a mayores pues, en fin, ya se observará y entonces quizá, quién sabe, ya se decidiría algo o no, depende… No importa que todos seamos testigos –y algunos, víctimas– de la campaña oficial por el 9-N, no importan los llamamientos, la publicidad y, en último caso, no importa que la propia Generalidad desmienta a Catalá atribuyéndose cada paso del golpe. Es libertad de expresión ajena a la voluntad de un gobierno autónomo. Los secesionistas engañan al Gobierno de España y éste, a los ciudadanos. Trampa pueril. Ni Orwell imaginó para 1984 tamaña sustitución de la realidad.

Pero hay más. Soraya Sáenz de Santamaría, altiva como siempre e imprecisa como nunca, salió este viernes exigiendo a Mas que evite "forzar a los ciudadanos a incumplir la ley". Triple salto mortal con pirueta y caída de lomos. O sea que, en último término, van a ser los ciudadanos y no sus gobernantes los que violen la ley y encima han de estar "intranquilos" por lo que les pueda pasar. Autores materiales y autor intelectual. Me suena.

Empieza a ser insoportable vivir en este dualismo: dos papas, dos reyes, dos directores de El Mundo, dos izquierdas, dos derechas, dos referéndums, dos justicias. Uno de los dos, casi siempre ambos, ha de helarnos el corazón.

Pero no importa, al menos ya tenemos dóberman como remedio arriolesco al panorama pintado por el CIS. ¡Qué digo! el propio CIS es el dóberman. Acción-reacción y vota PP. Con miedo y aun con asco con tal de que no llegue el Tuerkas a dejar como un erial –que lo haría– lo que para entonces será un páramo. Pues perdonen pero el dóberman de la derecha es este PP y su Cataluña. No, mejor un rottweiler. El de La Profecía.

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