Menú
Javier Somalo

¿Por qué cantan La Marsellesa?

El multiculturalismo es racismo, pues impide la integración y patrocina la pureza sin riesgo de contaminación

Durante la ocupación nazi el gobierno colaboracionista de Vichy prohibió cantar La Marsellesa: estaba claro que esa letra escrita en 1792 servía también para expresar el sentimiento contra el yugo hitleriano. Por eso se escuchó en Saint-Denis tras los atentados de hace ocho meses en París, por eso la entonan los franceses cuando se ven cerca del cuchillo que los quiere degollar, cuando se ven en el suelo degollados.

El problema de escuchar La Marsellesa "desestacionalizada", como dirían los comentaristas económicos, no ligada al siglo XVIII ni a revolución alguna ni sometida a mutaciones o versiones obreras coyunturales, es que siempre habrá quien nos recuerde que su literalidad liga más con Marine Le Pen que con una guerra organizada y eficaz contra el yihadismo, o sea el islamismo. Si se entonara contra el capitalismo –como en su momento se hizo– no habría tanta cautela. Ante la duda, Europa emana solidaridad, mucho trending topic y mucho hastag en las mismas redes en las que de madrugada ardía la Torre Eiffel o se tomaban rehenes en no sé cuántos hoteles. Al fin y al cabo, silencio ruidoso, confusión sobre el Terror e inevitable amplificación de sus efectos aunque en Facebook encontraran a un bebé perdido.

Que la reacción ante el apaciguamiento puede alimentar a los extremismos es una realidad comprobada. Que el vacío siempre se ocupa y que eso no beneficia precisamente a los intereses generales, también. Nada sería más útil para el terrorismo islamista y nada engrosaría más sus filas que la explosión populista europea. Pero nada de ello puede suponer que Europa persista en el apaciguamiento, ya camino de la rendición.

El caso es que muchos franceses entonan La Marsellesa como único desahogo y otros tantos la siguen prohibiendo por si los nazis vuelven a molestarse. Europa, Francia, repiten la historia de los años 30 y 40 pero sin Línea Maginot ni dinámica de bloques porque el enemigo no vive enfrente sino dentro, aunque lea las consignas dictadas desde paraísos de la inversión y el patrocinio. En este sentido, resulta gracioso, si no fuera dramático, que un partido como Podemos proponga que hay que cortar las vías de financiación del terrorismo mientras recibe financiación de Irán, patrocinador del mayor azote de Israel en aras de la "causa palestina" que es, a su vez, la histórica reivindicación de toda masacre de autoría islamista.

Podemos culpa del pecado original a Europa, como si las actuaciones en Irak o Siria, exitosas o fracasadas, no hubieran sido la respuesta a un ataque previo. En definitiva, concede una explicación al terrorismo y accede a su discusión. En su receta oficial tras la noche del 14 de julio, el partido de Iglesias pide por enésima vez un cerco a la xenofobia, la nuestra, no la de aquellos que nos consideran infieles e impuros y quieren borrarnos del mapa. Eso sí, sus "medidas" son a título informativo porque siguen ajenos al Pacto Antiterrorista –otra cosa es que sirva de algo– participando o medrando como "observadores". Y les dejamos hacer.

El multiculturalismo, pese a lo perversamente benéfico del término, significa impermeabilizar las culturas, mantenerlas intactas allí donde quieran instalarse. El multiculturalismo es racismo, pues impide la integración y patrocina la pureza sin riesgo de contaminación. Si dejáramos esta reflexión limitada a "culturas" aún no sería tan grave. Pero es que hoy consideran cultura la ablación, el burka, la sharia, la ley islámica… supongo que como hecho diferencial. Hay ya demasiados barrios en Europa en los que las fuerzas de seguridad tienen vetada su entrada. Demasiados barrios en Europa donde Europa no existe. En España, Barcelona lleva ese camino.

Combatir un terrorismo que no necesita huida porque se alimenta también de su sangre y que convierte lo cotidiano en arma letal parece imposible. En las últimas horas, la investigación sobre la masacre de Niza permite albergar dudas sobre la naturaleza del ataque pero sería una equivocación borrarlo del listado del horror islamista por el hecho de que carezca de organización o estructura previa. La mayoría de los mortales desesperados que deciden apearse del mundo lo hacen en solitario, desde un puente, atiborrándose de pastillas o pegándose un tiro en la boca. Echarse en brazos de las huríes llevándose por delante a casi cien personas es una especie de militancia póstuma por muy vicioso, alcohólico o infiel que se haya sido la víspera. Antes mártir que miserable; ese podría ser el último pensamiento del asesino tunecino en el caso de que se confirmara tal relato de hechos.

En cualquier caso, estamos obligados a no ponérselo fácil a nadie, sean adiestrados terroristas, "lobos solitarios" –expresión que certifica el desconcierto ante el problema– o perturbados que, sin filiación previa, deciden dejarse llevar por la caudalosa corriente contra el infiel Occidente y poner así un broche de sangre a una vida estúpida o desgraciada.

Es difícil el combate, sí, pero hay que empezar desde abajo y de una vez por todas: la integración del inmigrante en la sociedad de acogida ha de ser un requisito irrenunciable y eso supone, entre muchas otras cosas, no seguir admitiendo como algo cotidiano y baladí que una mezquita sea altavoz de la violencia, que un barrio entero se convierta en madrasa blindada o que se persiga el maltrato salvo si se esconde bajo un burka o un hijab. En todo esto tienen un papel los países europeos y todas sus estructuras pero también los musulmanes que, hasta ahora, sólo se desmarcan del islamismo con notas de prensa, mensajes de condolencia o insistiendo en que el Islam es sinónimo de paz salvo interpretación errónea, como la letra de La Marsellesa. El dilema de los justos y los pecadores se resuelve si los justos ponen algo de su parte.

(Letra de La Marsellesa)

¡En marcha, hijos de la Patria,
ha llegado el día de gloria!
Contra nosotros, la tiranía alza
su sangriento pendón. (bis)
¿Oís en los campos el bramido
de aquellos feroces soldados?
¡Vienen hasta vosotros a degollar
a vuestros hijos y vuestras compañeras!

Estribillo

¡A las armas, ciudadanos!
¡Formad vuestros batallones!
¡Marchemos, marchemos!
¡Que una sangre impura
inunde nuestros surcos!

2a estrofa

Qué pretende esa horda de esclavos,
de traidores, de reyes conjurados?
Para quién son esas innobles cadenas,
esos grilletes preparados de hace tiempo? (bis)

Para nosotros, franceses … Ah! Qué ultraje!
Qué transportes debe suscitar!
A nosotros, se atreven a intentar
reducirnos a la antigua servidumbre!

3a

Cómo! … Cohortes extranjeras
harían la ley en nuestros hogares?
Cómo! … Esas falanges mercenarias
abatirían a nuestros fieros guerreros?(bis)

Dios santo! Encadenadas por otras manos,
nuestras frentes se inclinarían bajo el yugo!
Unos déspotas viles serían
los dueños de nuestros destinos!

4a

Temblad, tiranos! Y vosotros, pérfidos,
oprobio de todos los partidos,
temblad! Vuestros planes parricidas
recibirán por fin su merecido! (bis)

Todos son soldados para combatiros.
Si nuestros jóvenes héroes caen,
la tierra produce otros,
listos para luchar contra vosotros!

5a

Franceses, asestad vuestros golpes
o retenedlos, magnánimos guerreros:
perdonad a esas víctimas tristes,
que a su pesar se arman contra nosotros. (bis)

Pero no a esos déspotas sanguinarios,
esos cómplices de Bouillé,
todos esos tigres que, despiadados,
desgarran el seno de su madre!

6a

Amor sagrado de la Patria,
conduce y sostén nuestros brazos vengadores!
Libertad, Libertad amada,
combate con tus defensores! (bis)

Que la victoria, a tus voces viriles,
acuda bajo nuestras banderas;
que tus enemigos, al expirar,
vean tu triunfo y nuestra gloria!

7a

Entraremos en el camino
cuando nuestros mayores ya no estén aquí;
encontraremos sus cenizas
y la huella de sus virtudes. (bis)

Menos deseosos de sobrevivirles
que de compartir su tumba,
tendremos el orgullo sublime
de vengarlos o de seguirlos.


 

Temas

En Internacional

    0
    comentarios