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Joan Valls

¿Dónde están las mujeres?

Preocupa que más de la mitad de los potenciales opinadores españoles apenas participe. ¿Sienten realmente las mujeres españolas la necesidad de expresar sus opiniones en una columna? Si no es así, ¿a qué se debe? ¿Qué impide que se prodiguen más?

En una vida digital anterior, publiqué una columna de opinión con el mismo título. Me preguntaba en aquella reencarnación por qué las mujeres no se prodigan más en el mundo de la opinión digital, cuando parecen gozar de las mismas oportunidades que los hombres. Pregunté mucho, pero apenas obtuve respuestas, por lo que esperé a que un nuevo karma me permitiera volver a plantear el asunto.

Libertad Digital se ha caracterizado, desde su fundación, por incorporar a su panel de articulistas a lectores y a personajes que han destacado en la blogosfera, sin que importe el sexo o la edad. En esta nueva concepción del periodismo y de la opinión, hombres y mujeres han gozado de las mismas oportunidades y, sin embargo, basta con echar un vistazo a la sección de firmas de LD para comprobar que, de 28 columnistas registrados en ese sección (el medio dispone de más, pero no constamos en esa lista), tan sólo dos son mujeres. Con estos porcentajes, por mero cálculo matemático, posiblemente nos estemos perdiendo plumas casi tan magistrales como la de Cristina Losada.

Si se ha democratizado, al menos en medios como LD, el acceso a la creación de opinión, la pregunta que surge necesariamente es por qué las mujeres no generan más opinión digital. ¿Dónde están las mujeres? Y remarco, como vacuna contra el aburridísimo discurso oficial, que no sólo planteo este debate en términos de sexo ("en términos de género", según la doctrina progre), sino, sobre todo, de porcentaje de población que no participa por su propia voluntad.

Preocupa que más de la mitad de los potenciales opinadores españoles apenas participe. ¿Sienten realmente las mujeres españolas la necesidad de expresar sus opiniones en una columna? Si no es así, ¿a qué se debe? ¿Qué impide que se prodiguen más? ¿Tendría razón una lectora cuando me aseguraba que las mujeres no comparten el gusto de los hombres por discutir a través de columnas de opinión y de comentarios? Pero, entonces, eso no cuadraría con la presencia de numerosas mujeres en programas radiofónicos de debate en los que brillan con sus análisis políticos. ¿Será el consumo de opinión digital en España un territorio mayoritariamente masculino?

Sea como sea, frente a la cuota, es decir, frente al paternalismo rodriguil, debemos reivindicar la diferencia entre hombres y mujeres como una riqueza. Pero esta diferencia deberá plasmarse en expresiones de ambos sexos, porque sin opinión no hay representación. Y sin representación no hay esfera pública que valga, que es, precisamente, lo que desean quienes han decidido pensar por nosotros.

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