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Jorge Alcalde

El huracán 'Humberto' enfría al IPCC

En cualquier caso, el próximo huracán mortífero que llegue (que llegará)… seguro que será por culpa de la ominosa actividad del ser humano, ya lo verán.

Humberto es el primer huracán de la temporada. Y ha llegado tarde, muy tarde. La temporada habitual de huracanes en el Atlántico sigue un ciclo relativamente regular cada año, que puede acotarse entre los meses de junio y noviembre. Mayo es el mes menos activo, septiembre suele ser el más agitado. Eso quiere decir que estamos casi a la mitad del periodo crítico y apenas acaba de formarse el primer huracán.

Los científicos andan sorprendidos con la tranquilidad aparente que presenta este 2013 en materia de huracanes. De hecho, éste ha estado a punto de ser el año con el primer huracán más tardío. Humberto pasó de tormenta tropical a huracán el 11 de septiembre a las 5 am (hora de la Costa Este de Estados Unidos). Desde que tenemos datos de satélite (en 1967), el huracán más remolón fue Gustav, que llegó el 11 de septiembre de 2002 a las 8 am.

Es decir, 2013 es uno de los años más rejados de la historia. La sorpresa llega por varios frentes. En primer lugar, porque en mayo la National Oceanic and Atmospheric Administration predijo una temporada de huracanes "muy activa", en la que se producirían entre 7 y 11 grandes tormentas. En agosto la agencia tuvo que rectificar su dato y lo rebajó a entre 6 y 9, cinco de los cuales serían muy graves. Ahora, ya pasado el ecuador de la temporada, nos encontramos con un solo huracán.

Nadie se queja de ello, por supuesto. La noticia no puede ser sino bienvenida. Y tampoco podemos echar las campanas al vuelo. Estadísticamente, la segunda mitad de cada temporada es algo más activa que la primera. El año pasado el huracán más devastador (Sandy) llegó en octubre. Pero es cierto que los últimos grandes desastres se produjeron en los primeros días de septiembre: Andrew en 1992, Dolly en 1996, Katrina en 2005...

¿Se han dormido los huracanes de la Tierra? No parece que eso ocurra, pero sí que algo ha hecho que pospongan brevemente su aparición. La atmósfera sobre el Atlántico parece haber sido estabilizada este verano por la presencia de un aporte de aire cálido y seco, y una masa de polvo procedente del Sáhara azotó varios días parte del océano, enfriando algo sus aguas. Hay que recordar que los huracanes se alimentan sobre todo de la energía desprendida por las cálidas aguas estivales.

Ningún experto se atreve ahora a predecir qué pasará en los siguientes meses. Como en el caso de las inversiones en bolsa, "rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras". El hecho de que Humberto haya llegado tan tarde no es un dato científico que permita asegurar que este año habrá menos huracanes y tormentas tropicales.

Pero algunos han empezado recular. El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) publicó en 2007 su famoso informe en el que alertaba del aumento de la actividad de los huracanes por culpa del calentamiento global. En aquel año afirmaba que había más de un 50 por 100 de probabilidades de que la actividad humana contribuiría a una intensificación de los huracanes en el planeta. Había entonces una gran certidumbre entre los miembros del panel sobre la relación entre ser humano y agravamiento de las tormentas devastadoras. Muchos expertos en dinámica de ciclones se echaron las manos a la cabeza y advirtieron de que aquella consideración carecía de suficientes avales científicos... Pero dio igual: como suele ocurrir, los medios se encargaron de generalizar la opinión de que una de las consecuencias más directas del cambio climático sería el aumento de los desastres naturales generados por el viento. Palabra del IPCC.

El último borrador del próximo informe del IPCC ha corregido, sin embargo, sus previsiones. Ahora asegura que "existe poca certidumbre" sobre la relación entre calentamiento y aumento de los huracanes. De hecho, parece que se va a retirar la previsión de que el siglo XXI sea el siglo con mayor número de huracanes graves.

Nada nos gustaría más que ver cómo el IPCC acierta esta vez. Eso significaría un menor número de desastres, menos víctimas, menos pérdidas económicas, menos desolación. En cualquier caso, el próximo huracán mortífero que llegue (que llegará)… seguro que será por culpa de la ominosa actividad del ser humano, ya lo verán.

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