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Jorge Alcalde

En defensa de Darwin

Si Charles Darwin necesitara un abogado defensor, seguro que contrataría a Richard Dawkins. Este biólogo nacido en Nairobi en 1941 se ha especializado en defender las tesis evolucionistas contra todo tipo de molinos de viento mediáticos e intelectuales. Acostumbrado a batirse con creacionistas, elementos de la más rancia guardia anticientífica y demás especies de moda New Age, Dawkins ha terminado relegando su labor investigadora para dedicarse a la divulgación cuasiapologética de la Teoría de la Evolución de las Especies.

En El río del Edén recoge algunos de sus argumentos más destilados para defender la ciencia que en algunas escuelas de Estados Unidos todavía no se atreven a enseñar. Dawkins ya ha hecho esto en otras obras, pero en ésta llama la atención la envoltura: el autor utiliza mitos bíblicos para captar el interés sobre conceptos de biología pura y dura. Así, el río de la vida, el jardín de Edén, la Eva africana o la inspiración divina sirven para explicar el trasiego del ADN, la selección natural, la biodiversidad o los orígenes del hombre.

Dawkins es un maestro de la metáfora educativa. En una nueva y original vuelta de tuerca, propone ahora la identificación entre la información genética y la digital. El ADN es un código cuaternario (frente al binario de los ordenadores) que se comporta como las instrucciones de un chip. “Esta revolución digital” escribe Dawkins “en el mismo núcleo de la vida ha dado el golpe letal al vitalismo, a la creencia de que la materia viva es profundamente distinta a la materia inerte”.

El autor del concepto de relojero ciego y de gen egoísta avanza pues un paso más en su camino reduccionista por cuya belleza expositiva es fácil dejarse prender. En el fondo, Dawkins es un ultra de la ciencia, pero domina a la perfección los mecanismos de la divulgación fácil.

Para quien quiera saber qué responder a aquellos que aún creen que el mundo tiene 4.000 años de antigüedad y que Dios creó al hombre soplando un molde de barro, este libro es una joya. Lo malo es que en España, uno tiene pocas oportunidades de encontrarse en ese trance, cosa contraria a lo que sucede en Estados Unidos, mercado para el que está pensado el libro.

Richard Dawkins , El río del Edén, Debate, 188 páginas

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