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Jorge Alcalde

En defensa del medio ambiente

A veces, la ciencia dedicada a la conservación de la naturaleza empalidece bajo un lodazal de intereses poco científicos, como el vedetismo de ciertos ecologistas, la precaución de los políticos y el poder de las industrias. Son demasiados los enemigos de la correcta divulgación científica de la ecología. Se vende mucho catastrofismo y poco rigor en la almoneda de la protección del medio ambiente.

Pero no cabe duda de que, para que el ciudadano pueda decidir libremente en qué se gastan sus impuestos o qué leyes protegen su hábitat, es imprescindible que esté correctamente informado de los auténticos problemas que de los que el medio ambiente está aquejado. Y eso no suele ocurrir cuando los medios monopolizan la información ecologista regándola de discursos agoreros y, a veces, pseudocientíficos.

Vida. La naturaleza amenazada, de Miguel Delibes de Castro, viene a ser una excepción virtuosa. Cuando un reputado investigador, director de la Estación Biológica de Doñana, se pone a hablar de conservación se parte, al menos, con la garantía de que uno va a sumergirse en un discurso puramente científico. No es eso sinónimo de optimismo prospectivo; el libro comparte las tesis preocupantes de los gurúes del ecologismo vocinglero. Redunda en que el medio natural está seriamente amenazado por la ingenua cortedad de miras de una especie (la humana) cuya vida media es demasiado corta como para percibir los daños en su entorno a largo plazo. Pero cuando esta tesis se ve sustentada con el consiguiente aparato teórico, resulta mucho más creíble.

A Delibes le avala que cuando ha tenido conocimiento objetivo de un dato esperanzador sobre el medio –en los estudios de una población de nutrias más sana de lo que se creía o en sus diagnósticos sobre la sorprendente recuperación de Doñana tras el vertido al Guadiamar, por ejemplo– lo ha anunciado sin recato. Aunque eso le haya valido algunos ataques por parte de los otros, de los de siempre, de los que no entienden la protección de la naturaleza más que como un ejercicio de presión cacareante y sin fundamento.


Miguel Delibes de Castro, Vida. La naturaleza amenazada, Temas de Hoy, 2001, 314 páginas.

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