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Jorge Valín

El estado policial de Solbes

Que en la actualidad tengamos una economía sumergida del 23% es un claro síntoma de que la gente está cansada de tanta intromisión gubernamental.

Desde que el PSOE tomó el poder, la vigilancia gubernamental a nuestra economía doméstica no ha hecho más que crecer. Como siempre, la estrategia del gobierno para justificarse es magnificar el tamaño de un malo terrible para luego autoproclamarse el salvador de la justicia, la libertad, la razón o cualquier otra cosa que le permita disfrutar de nuestro dinero. En el caso del endurecimiento del control fiscal la excusa ha sido el terrorismo, la mafia o la especulación. Ninguna de las medidas del plan contra el fraude fiscal permitió disminuir las "enormes" calamidades que vaticinaba nuestro "salvador", pero sí que permitió aumentar más de un 370% las actuaciones sobre el IVA que afectan a pequeñas empresas y autónomos, también se investigó a 112.500 contribuyentes más, y el estado consiguió recaudar casi un 13% más que en el año anterior 2004 sin que nosotros hayamos notado mejoras individuales.

El objetivo de gobierno socialista no es más que el engorde de las cuentas del estado y de los políticos a cualquier precio. Ya lo dijo bien clarito el precursor de este asedio, Fernández Ordóñez, hace unos meses cuando aún era secretario de estado de Hacienda y Presupuestos: "queremos que se sienta el aliento de la Agencia Tributaria detrás del cogote (de los contribuyentes), pero no después de haber defraudado, sino antes". ¿Le suena eso que toda persona es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad? A los socialistas también, pero lo han interpretado al revés.

No contentos con esta situación, Pedro Solbes, vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, tiene un plan para seguir recaudando más a costa de nuestro trabajo y dinero. Para el año 2007 inflará el presupuesto de Hacienda para estar aún más presente en nuestras vidas. La primera medida consiste en aumentar el presupuesto de la Agencia Tributaria a 750 millones de euros, más 565 millones adicionales, para después comprarse 560 vehículos terrestres, 6 aviones, 6 helicópteros, 48 embarcaciones y más de 38.400 equipos informáticos. ¿Estado policial? Usted dirá.

El estado policial no es buen amigo del progreso económico ni de la libertad. Tal vez empieza a ser hora que los políticos españoles, después de ochenta años de políticas salvajes contra la propiedad y la libertad de las personas, empiecen a innovar un poco con un experimento que nunca han probado: renunciar a perseguir a la economía de las personas y empresas para dejarles respirar un poco. A Rusia le funcionó. Cuando estableció un impuesto de tasa única al 13%, la recaudación aumentó.

Que en la actualidad tengamos una economía sumergida del 23% es un claro síntoma de que la gente está cansada de tanta intromisión gubernamental. Está cansada de que los políticos, con la excusa de los muertos en las carreteras, lucha contra los sediciosos, los incívicos, los que fuman, los que beben, los que tienen coche, los que comen hamburguesas o los que no comen suficiente no hagan más que sacarnos dinero y dinero culpándonos, encima, a nosotros de ser egoístas y antisociales por no dejarnos saquear y querer hacer uso legítimo de nuestra libertad.

El bienestar de la gente no se consigue con el bienestar del estado ni con estados policiales, porque si el gobierno sigue siendo rico a más no poder, eso significa que nosotros seguiremos siendo pobres a más no poder.

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