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Jorge Valín

Tiranos en tiempos de democracia

Nuestra era no se caracteriza por la libertad como afirman los oligarcas del poder. Nuestra era se compone de una sociedad de esclavos complacientes con el Gobierno.

El hombre medio cree inocentemente que vivimos en una sociedad en libertad. Escoge su trabajo, su estilo de vida, crea una familia, elige sus ideas políticas. Son todas elecciones voluntarias e individuales. De forma superficial, parece la descripción de la situación actual. El individuo, mediante sus actos aislados, crea la sociedad. Pero, ¿y si tal descripción no fuese así? ¿Qué ocurre cuando la sociedad crea al individuo y lo guía por una senda teleológica o finalista con un propósito de antemano? Construir una sociedad a medida del Estado: complaciente, que le sirva y rinda culto. Eso sería una tiranía.

Pepe Blanco ha declarado que las constructoras deben "reestructurarse". Cree que sobran empresas constructoras, parece una idea bastante evidente. Tenemos una fuerte crisis del sector, pero las crisis no se arreglan con mandatos desde un órgano central redistribuyendo capital de un sector hacia el otro de forma arbitraria. Nuestro dictador de la producción ignora las decisiones individuales de la sociedad, del mercado. No presta atención a lo que tenga que decir la demanda y la oferta, es decir, desacredita las libres elecciones de los españoles que le han elegido. Blanco maneja el dinero y manipula el sector a su antojo.

Recordemos que la fortaleza de la construcción se debe a que este Gobierno y los anteriores la impulsaron con dinero de todos y mediante desgravaciones fiscales. Grandes constructoras, el Estado, ayuntamientos e intermediarios de todo tipo han vivido del sector durante décadas, pero el "soviet" ahora decide que toca redirigir la economía hacia otra parte. Probablemente al lobby verde, donde sólo en renovables los españoles vamos a pagar en concepto de impuestos 151.000 millones de euros en la próxima década. Imagínese cuánto dinero roba el lobby verde de su sueldo mensual.

El ministro de Educación va por el mismo camino. La semana pasada el dictador social afirmó que "en España hay demasiados universitarios". Es lo mismo de antes, hay demasiados universitarios porque este Gobierno y anteriores promocionaron con dinero de todos la formación universitaria respecto a otras opciones. En consecuencia, tenemos el mayor paro juvenil de toda Europa, el 40%.

Gabilondo, lejos de culpar a sus predecesores de la situación, opta por hacer más difícil el acceso a la universidad respecto a la formación profesional. Igual que el caso de Blanco. No tenemos libertad de elegir porque lo hace el Estado con nuestros recursos mediante la planificación central, mediante un soviet. Ambos ministros son los pastores de una panda de borregos que van siempre por el camino más fácil, el de los subsidios, becas estatales, ayudas económicas y leyes.

Todo occidente vive su particular 1984 orwelliano. Las tres bases de la sociedad del libro eran: "Guerra es Paz", aunque ahora le llamen "guerra contra el terror". La "Libertad es Esclavitud", aunque ahora le llamemos estado del bienestar, ecologismo, igualitarismo o socialdemocracia. Y la más evidente de Orwell: "Ignorancia es Fuerza", aunque le llamemos Ministerio de Educación o Cultura.

Nuestra era no se caracteriza por la libertad como afirman los oligarcas del poder. Nuestra era se compone de una sociedad de esclavos complacientes con el Gobierno, caracterizada por las subvenciones al empresario, al ciudadano llorón, al rentista gubernamental y a la pereza intelectual del ciudadano adicto a la información manipulada y a las campañas de concienciación (lavados de cerebro).

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