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Jorge Valín

Vuelven los 70. ¿Otra vez estanflación?

Parece que vamos de cabeza a la misma situación que ya tuvimos en los años 70, estancamiento más inflación. ¿Es que en estos 40 años los altos funcionarios del Gobierno, de los bancos centrales y entes reguladores no han aprendido nada?

¿Nos acercamos a un escenario de inflación con estancamiento o crecimiento negativo de la economía (estanflación)? A tenor de los últimos datos, eso parece. No sólo en España, sino también en el resto de Europa y Estados Unidos. El primer síntoma importante, que ha sido el primer detonante de las bajas bursátiles europeas de esta semana, fue el índice ZEW, indicador que mide la confianza de los inversores alemanes principalmente. Según la publicación del instituto alemán, el índice ha llegado a cotas que no veíamos desde 1993. Dato pésimo. Un día después, la Reserva Federal publicaba el libro Beige, que da a conocer algunas de las condiciones económicas de los Estados Unidos. Los datos eran del mes de diciembre y no pintaban demasiado bien, ya que mostraban cierta contracción de la demanda y tensiones en la inflación subyacente, esto es, la relativa a la alimentación y la energía. El 24 de este mes se publica el índice IFO que intenta medir el “clima empresarial” alemán y no da la impresión que vaya a salir muy bien tampoco, principalmente debido a la debilidad del dólar que también nos afecta.

A todo esto, tenemos al BCE, presidido por Jean-Claude Trichet, que no sabe si mantener los tipos de interés, subirlos o bajarlos. Ahora está esperando a las subidas salariales en Alemania. Ya ve, la cuota de nuestra hipoteca depende de lo que los empresarios alemanes hagan con el sueldo de sus trabajadores.

Los ciclos se parecen a las modas, van y vienen. La gran diferencia es que las modas nos pueden gustar o no, pero no por eso nos van a arruinar. Los ciclos económicos, cuando son gestionados por los burócratas de los bancos centrales, sí. Parece que vamos de cabeza a la misma situación que ya tuvimos en los años 70, estancamiento más inflación. ¿Es que en estos 40 años los altos funcionarios del Gobierno, de los bancos centrales y entes reguladores no han aprendido nada? Evidentemente, no. Sólo han sustituido la imprenta de billetes por las subastas e inyecciones de liquidez. Constantemente, el presidente del BCE amenaza con subir tipos y lleva más de cinco meses, ¡casi medio año ya!, inyectando toneladas de dinero al merado. ¿Pero cómo se entiende tal contradicción? ¿Cómo se entiende también que la M3 aún esté creciendo a ritmo de dos dígitos y el BCE no haga absolutamente nada salvo amenazar a los empresarios para que no suban los sueldos? No se puede ser más cínico.

Entretanto, en España somos la caricatura de la crisis. Si las bolsas europeas bajan, aquí bajamos más, el número de sociedades mercantiles creadas, se desploma; la producción industrial también se hunde según los últimos datos del INE, las afiliaciones a la Seguridad Social está a niveles de 1996, los precios amenazan con dispararse aún más y la prensa internacional, con razón, nos da un hachazo día sí, día también; lo que no va muy bien para atraer inversores extranjeros.

Pero un punto de lucidez al menos. Esta semana hemos visto rejuvenecer a Alan Greenspan, antiguo presidente de la FED que vuelve a sus orígenes y ahora, que ya no depende de la gracia ni sueldo de los políticos, vuelve a defender la mejor medida anti–inflación, anti–recesión y anti-burócratas: el patrón oro. Lástima que se haya dado cuenta ahora. Demasiado tarde.

En Libre Mercado

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