Menú
Jorge Vilches

A la calle por la libertad

La intoxicación sobre la política antiterrorista del Gobierno Aznar no ha hecho más que revalorizarla frente a la negociación y cesiones de Zapatero. ¿O es que ETA-Batasuna es ahora más débil que hace tres años?

Los socialistas zapaterescos y sus medios afines denuncian que el PP rompe el consenso tradicional en la lucha contra el terrorismo. Esto es imposible por la sencilla razón de que el Gobierno no "lucha contra el terrorismo"; cede y negocia con ETA-Batasuna, pero no lucha. ¿O es que negociar con un terrorista, y ceder, significa "luchar" contra él? No se puede romper, en consecuencia, lo que no existe.

Los periodistas afines al zapaterismo acusan a los populares de promover una "revuelta callejera" y un "golpe de Estado", de unirse a la "extrema derecha" y de portar banderas "preconstitucionales". Incluso hay quien ha escrito en un medio digital que los del PP no son demócratas, sino "conversos, oportunistas o acomodaticios". Los que esto escriben están utilizando el mismo lenguaje franquista que denunciaba el "contubernio de Munich". Porque tienen miedo a esta protesta social que rompe el mito tonto de la izquierda como la única portavoz del pueblo.

El desconcierto les lleva a decir que la manifestación convocada para este sábado es por puro "electoralismo". Corroboran así, inconscientemente, que la cesión del Gobierno a ETA-Batasuna es tan indigna que su mera denuncia restará votos al PSOE. Y su temor y desconocimiento les hace olvidar que las elecciones son el único modo de sustituir al Ejecutivo de Zapatero.

Insisten, además, en que el PP está obsesionado por recuperar el poder. Pues claro, ¿qué pensaban? Es su obligación, su objetivo, su razón de ser: corresponder al deseo de los millones de votantes no izquierdistas de tener un Gobierno que resuelva problemas, no que los cree.

Y los separatistas, satisfechos por el enfrentamiento entre los dos partidos nacionales, avisan de que el PP roza el "riesgo de la fractura social". Esto no sorprende, pues no se puede esperar otra cosa de los que abominan del pluralismo y de la labor de oposición, de los que trabajan sin descanso por la comunidad étnico-lingüística. Porque son los que entienden que la libertad es rotular la panadería en catalán, eso sí, con el color que quiera el propietario.

La intoxicación sobre la política antiterrorista del Gobierno Aznar no ha hecho más que revalorizarla frente a la negociación y cesiones de Zapatero. ¿O es que ETA-Batasuna es ahora más débil que hace tres años? Todo lo contrario. Hay motivo. Sí, hay motivo para oponerse a la política del Gobierno. Se trata simplemente de exigir que se vuelva al acoso sin tregua al terror, a la búsqueda y captura del mundo etarra, a los valores liberales que sostienen la democracia.

Porque es hora de defender la libertad, máxime si una parte de la sociedad, como escribió Hayek, "la da por segura y ni advierte de dónde amenaza el peligro ni tiene valor para librarse de las doctrinas que la comprometen".

En España

    0
    comentarios