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Jorge Vilches

Ciudadanos y la regeneración

La palabra 'regeneración' se convierte en un eslogan más, añejo, propio del siglo XIX y de amargos recuerdos.

La clave de los conceptos es su alcance. Es decir, cuando un partido, y Ciudadanos (C's) no es el primero porque ya lo hizo hace más de veinte años el PP de Aznar, propone la regeneración lo importante es saber qué quiere cambiar, cómo, con quién, a qué ritmo y, sobre todo, cuál es la alternativa. Las respuestas a esas preguntas envuelven tal cantidad de condicionantes y carambolas que a la postre la regeneración no es nada. Porque no basta con señalar fallos y hablar de regenerar, sino que hay que tener en cuenta al resto de actores políticos y sociales, el pluralismo cultural, religioso y nacional, y el marco económico internacional en el que vivimos. Y, cómo no, el resultado electoral de un país polarizado y dividido política y geográficamente.

Los asesores de C's son menos hábiles de lo que cabía esperar, en vista de los errores de su candidatos, en una sobreexposición reveladora de sus contradicciones y carencias –anda, como los partidos viejos–. Y han limitado la regeneración a las típicas propuestas de reordenación administrativa que se han barajado desde hace veinte años –la disolución de las Diputaciones, por ejemplo–, envueltas en preguntas retóricas y ventajistas como "¿Por qué no se ha hecho antes?". El resto son eslóganes que llevamos escuchando mucho tiempo, pero detrás de los cuales no hay respuesta a ninguna de las preguntas que formulaba al principio, como es el caso de la sempiterna propuesta de independencia judicial.

Otro tanto pasa con la corrupción, una acusación fácil, de momento, en boca de un partido que no ha tocado poder. La condición de expulsión de Chávez y Griñán para pactar con el PSOE andaluz, el partido más corrupto de la región más corrupta de la historia de la democracia española, solo se puede entender como un truco o un chiste.

Lo mismo ocurre con la exigencia al PP para que tenga primarias, asunto risible visto lo que ha pasado en su propio partido. ¿A cuántas personas se sondeó para que fueran cara de cartel antes de hacer las primarias en Madrid, por ejemplo? ¿Fue un sondeo democrático? ¿Por qué solo hacer primarias para los cabezas de lista? ¿Por qué no para la lista entera? Ah, ya, que hay que hacer componendas, meter amigos y rellenar, y siempre mirando a los adversarios. Y si lo que se quiere es más democracia, aunque democráticos ya lo son los partidos viejos porque cumplen la ley, ¿por qué no introducir otras prácticas democráticas? Por ejemplo, la limitación temporal de los mandatos dentro del partido, el cese tras la pérdida de unas elecciones o la revocación de los candidatos si no cumplen el programa o pactan algo contrario a lo decidido por la militancia. Difícil sostener así un partido, ¿verdad? Y es que la democracia interna es laxa, y si no véase el asambleísmo decadente de Podemos.

El problema es que la democracia y la vida interna de un partido, en un contexto impredecible como el de la política, son muy difíciles de conjugar y aguantar. La respuesta no es decir "pues como en EEUU" porque España, sus instituciones, partidos, sindicatos, empresarios, judicatura, sistema electoral, organización territorial, sociedad, costumbres, cultura política y marco internacional, no son los mismos. ¿O es que, por ejemplo, liberal significa lo mismo a los dos lados del Atlántico?

El eslogan de la regeneración tiene un recorrido muy corto. Los españoles ya tienen experiencia democrática, como se está viendo en el descenso libre de la gente de Pablo Iglesias. Puede funcionar una vez, o media, como en las elecciones europeas, pero luego el partido se queda en uno más al uso, con un programa político corriente y moliente, no de reforma del régimen. ¿O es que parar los desahucios es cambiar el régimen? ¿O bajar/subir un impuesto? No; pero tampoco es anormal porque se trata del proceso de institucionalización de los partidos, muy bien estudiado por los politólogos italianos, acostumbrados desde 1949 a este tipo de discursos.

De esta manera, la palabra regeneración se convierte en un eslogan más, añejo, propio del siglo XIX y de amargos recuerdos. Sí, en un concepto muy por encima del simple programa socialdemócrata que defiende C's, mucho más sencillo de llevar a la práctica, por discutible, aplicable, negociable y tranquilo. Y cuando C's se institucionalice, que lo hará cuando transite de partido de oposición a partido de gobierno, que proponga la regeneración, que, por envergadura, no puede ser otra cosa que un proceso constituyente que involucre a todos.

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