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José Antonio Martínez-Abarca

Gallardón, benefactor de Zerolo

Nada, los del PP no están invitados por orden de Zerolo, quien decide quién puede o no andar por la calle sin respetar su toque de queda el día 3 de julio. A no ser que la orden zeroliana no cuente para el verso suelto.

El pleno del Ayuntamiento de Madrid se dedica a unas cosas muy raras. Desde luego, no al ayuntamiento. A relativamente pequeña escala, hacen igual que Zapatero, quien trata de arreglar el mundo en una siesta, como quien lava, porque lo de casa lo dan por imposible. El consistorio madrileño, como las misses, emiten deseos de que la humanidad encuentre por fin su recto camino tras tantos milenios de no amarnos lo suficiente, que ese es el objetivo realista, porque lo de las aceras y el horario de apertura de los kioskos han decidido que no quedan al alcance de sus magras fuerzas.

Los concejales de la Villa, por unanimidad de todos los grupos, ha emitido una proposición dirigida a la Organización Mundial de la Salud instando a que se revisen las clasificaciones de enfermedades, para que, por el procedimiento de urgencia, quede eliminada la transexualidad como patología. No pensar en las obras del enlucido urbano y en cómo extremar las precauciones para que la policía local baje gatos de los árboles deja mucho tiempo libre. Sin embargo, al concejal Zerolo esto no le ha parecido suficiente preocupación por los grandes asuntos que embargan a los mortales y ha prohibido fulminantemente a los del PP que vayan a la manifestación del "día del orgullo gay" porque "siguen sin apostar (sic) por la igualdad". ¿Cómo puede ser? Saque usted un número tras otro de la extinta revista Zero hablando siempre almibaradas delicuescencias del alcalde Gallardón para ahora llegar a esto.

Porque el alcalde Alberto Ruiz Gallardón ha pasado de ser, él personal y muy especialmente, uno de los grandes patrocinadores, probablemente el mayor, de la manifestación madrileña del día del orgullo gay (de ahí la "leyenda dorada" que le propinaba, como digo, de un número a otro la publicación para entendidos Zero) a que el amo de estas cosas prohíba su mera presencia, como político del PP, en tal marcha. ¿Qué ha ocurrido, que con la crisis el grifo del dinero público ya no fluye como antes para estas tenidas de secta, ni siquiera si lo maneja el municipio español más alegre a la hora de tirar los billetes? ¿Ha dejado de "engrasar" convenientemente el Ayuntamiento de Gallardón con todo tipo de facilidades, futesas y cordiales a la organización del día del orgullo y la tarde de la soberbia socialista?

Nada, los del PP no están invitados por orden de Zerolo, quien decide quién puede o no andar por la calle sin respetar su toque de queda el día 3 de julio. A no ser que la orden zeroliana que está dirigida al grupo popular del consistorio madrileño, extendiéndose a todos los cargos y afiliados de ese partido (y naturalmente a los tontos de los cojones que todavía les votan), no cuente para el verso suelto. También podría ser que en estos meses en que está tan callado –desde su último petardazo nacional– Gallardón ya se haya pasado, bajo mano, al grupo mixto. Y que lo sepa Zerolo y Ana Botella no. Si no es así, no se entiende que, por extensión, se prohíba la presencia de quien ha venido poniendo el Ayuntamiento, todos estos años, a lo que mande esta gente. ¡Con lo que Gallardón ha hecho siempre por Zerolo!

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