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José Antonio Rubio

El cibersistema financiero mundial en jaque

El sistema financiero mundial no sólo está convulsionado por acontecimientos recientes como el Brexit, ya que otras circunstancias menos conocidas están minando la estabilidad y confianza de dicho sector. En concreto, los ataques informáticos que se están sucediendo de forma continua alrededor del mundo, produciendo fugas de información y robo de importantes cantidades económicas sin que los responsables sepan cómo solucionar esta situación. El mundo digital tiene incontables beneficios, pero también introduce riesgos globales que escapan del control de las autoridades y partes interesadas.

Recientemente SWIFT, el organismo que regula las comunicaciones interbancarias y financieras a nivel mundial, ha alertado con un comunicado oficial a todos los bancos sobre la urgencia de asegurar sus sistemas informáticos. Dicho comunicado trasladaba un nivel de preocupación no visto desde la creación del organismo en 1973, advirtiendo que aquellos bancos que no cuenten con las necesarias medidas de seguridad internas podrán ser expulsados de la red. No es para menos, ya que la falta de seguridad existente se ha traducido en incidentes como el robo de 81 millones de dólares al Banco Central de Bangladesh en el mes de febrero.

Este suceso no dejaría de ser preocupante pero anecdótico si no fuese porque en los últimos meses se han seguido produciendo grandes ciberataques contra el sector financiero. De nuevo empleando de forma fraudulenta el sistema SWIFT un banco ucraniano, del cual no se ha revelado la identidad, sufrió un robo de 10 millones de dólares para seguir aumentando la lista de instituciones atacadas. Si damos un salto de más de 5.000 km entre las capitales de países donde se ha repetido este fenómeno, encontramos que en el mes de mayo Investbank, un banco de Emiratos Árabes, sufrió el robo de datos de decenas de miles de sus clientes. En concreto, 10 GB de información sensible donde se encuentran datos de tarjetas de crédito, extractos de cuentas, pasaportes o información de inversores.

Dentro de este festival de ataques no todo es cuestión de dinero, sino que la lucha política e ideológica también tiene cabida en el frente de combate. Así, la Bolsa de Londres sufrió en junio un ataque que mantuvo inoperativa su página web durante varias horas, siendo lanzado el ataque por 'hacktivistas' de Filipinas asociados al grupo Anonymous como parte de su lucha contra el capitalismo. Ataques muy similares pusieron en jaque los sistemas del Banco Central de Grecia, Chipre, República Dominicana, Maldivas o Kenya, entre otros. También en ese frente de combate la página web del Grupo Bilderberg sufrió un ataque en junio, empleando los conocidos como ataques de denegación de servicio para dejar inoperativa dicha página.

En este complejo puzzle se debe añadir una pieza, la de los servicios de inteligencia extranjeros. Algunos investigadores del sector apuntan a que varias de las herramientas empleadas en ataques como el ocurrido en Bangladesh, son las mismas que las utilizadas en el robo que sufrió Sony en 2014, donde varias de sus películas se filtraron antes de su lanzamiento. Dicho ataque se atribuyó a Corea del Norte como represalia ante las escenas de la muerte de su líder Kim Jong-un en la película La Entrevista.

¿Acaba todo aquí? La respuesta es que no siguiendo la máxima de que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones. Si los grandes bancos, que invierten numerosos recursos en contener estos ciberataques, son vulnerables, ¿qué pasa con aquellos más pequeños que no pueden permitirse tales lujos? Como apunta Ajay Banga, presidente de MasterCard, este es uno de los grandes problemas a resolver. Todas las entidades bancarias están conectadas para facilitar el comercio internacional, sirviendo esa misma conexión para propagar y hacer posible el lanzamiento de ataques contra el conjunto del sistema financiero mundial.

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