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José Bastida

Los papeluchos secretos

El Partido Popular tiene lo que se merece. Ha despreciado siempre la transparencia y la comunicación, así como los principios liberal-conservadores.

Tras los recientes escándalos que afectan al intocable clan Pujol y al sancta sanctorum del PSOE, la Fundación Ideas, se esperaba una reacción por parte del establishment izquierdoso y frentepopulista que tapase su corrupción sistémica. Y no se hizo esperar. Su buque insignia desde hace 35 años, el rotativo que fue independiente de las mañanas y ahora presume de global, ha publicado una lista manuscrita de supuestos pagos del tal Bárcenas a cargos del PP. "Ya los tenemos", dicen en los comités de los partidos de izquierdas, en las redacciones y en todo organismo imaginable controlado por la progrez, que son la mayoría. "Otro Prestige, otro 11-M", piensa la España guerracivilista. Plañideras por todos los lados, empezando, cómo no, por el inefable Rubalcaba, el portavoz del Gobierno de los GAL y de la versión sociata del 11-M, vuelve a enfrentarse a Rajoy, exigiéndole que explique esos papeluchos publicados por el órgano, la Pravda, de toda la izquierda.

Unos manuscritos que aún no se sabe si tienen naturaleza de prueba jurídica ya han desatado los vientos prerrevolucionarios para tapar los actuales y reales escándalos (el yerno del monarca), corruptelas varias y pertinaces como las del PSOE (Amy Martin, operación Campeón) o tramas de presunto enriquecimiento ilícito como las que afectan a destacados nacionalistas catalanes. Eso ya no importa, como nunca ha importado el mayor escándalo de corrupción política y económica de la historia contemporánea de Europa: los ERE de Andalucía. Han sido años de proceso judicial, pero la opacidad informativa es vergonzosa (la prensa está irremediablemente afectada por el virus de la progrez). Naturalmente, el órgano mediático que hace una semana coló una imagen de You Tube haciéndola pasar por una instantánea del dictador Chávez pasa de puntillas por este caso como pasó por el de los GAL o hizo contrainformación en el 11-M, en el Faisán y en el asunto de las cuentas suizas de un tal Pujol Ferrusola.

Por otra parte, el Partido Popular tiene lo que se merece. Ha despreciado siempre la transparencia y la comunicación, así como los principios liberal-conservadores. Nunca ha creído en nada. Ha utilizado las siglas como franquicia del voto para los millones de ciudadanos que se sienten conservadores y creen en la libertad, el trabajo y la propiedad. Su único proyecto es conquistar el poder por agotamiento del contrario, esto es, la izquierda marxista que arruina el país cada vez que gobierna.

Como decía Cicerón en sus Catilinarias, "la República debe velar sin descanso para encontrar el medio de librarnos de emboscadas tan temibles y tenebrosas". Pero en la Hispania del siglo XXI la ciudadanía no atisba una mínima esperanza de cordura y decencia.

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