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José Carlos Rodríguez

Comienza la carrera demócrata

Se ha abierto en el Estado de Iowa la carrera por la candidatura demócrata a la Presidencia en las elecciones de 2004, con la habitual terna de ganadores y perdedores. Los dos que legítimamente pueden considerarse en el primer grupo son John Kerry y John Edwards, ambos senadores, ambos optando por primera vez a liderar su partido, y ambos llegados a lo más alto después de una remontada.
 
Quien desde el comienzo contaba con el favor del público, ventaja que ha perdido hasta ocupar la tercera posición, era Howard Dean. Su lenguaje populista y su tono exaltado, combinado con un discurso anti-Washington y una imagen de fuera del sistema, le dieron un impulso que le convirtió en el candidato por batir. Pero en pleno auge de su campaña recibió el apoyo del ex candidato demócrata Al Gore, que, más que una mano en la espalda, ha resultado en una mano en el cuello.
 
El apoyo del segundo de Clinton y de otros destacados líderes demócratas, ávidos por socorrer al vencedor in pectore, ha echado abajo su imagen de outsider y con ella gran parte del primer apoyo. Como prueba, valga el abandono de los primeros votantes al ex gobernador de Vermont, que han supuesto nada menos que el 45% de los participantes en las primarias de Iowa. El respaldo de figuras señeras del partido le ha restado credibilidad en ese caladero de votos, que ha dividido su favor entre Edwards y Kerry, con los restos a repartirse entre Dean y los demás.
 
Entre quienes se encuentran en el grupo de los perdedores, destaca Dick Gephardt, que no ha alcanzado el 15% necesario de los votos para conseguir delegados de un Estado donde tenía todas las de ganar. Su punto fuerte son los demócratas conservadores varones y blancos así como los sindicatos, y sólo ha recibido un 31% del voto sindical y un 11% del total, en un estado con 93% de población blanca. Su fracaso es inapelable, y ya ha anunciado su retirada y su apoyo a la candidatura del veterano de Vietnam, John Kerry. Otro de los perdedores es el general Clark, que ha basado parte de su campaña en ser la alternativa a un Dean hoy a la baja.
 
Fue el senador Kennedy quien dio paso a John Kerry en su alocución tras la victoria, lo que es muy significativo; primero, porque Kennedy es el símbolo de la oposición demócrata a George W. Bush, y segundo, porque los votantes del partido valoran más en las encuestas al candidato que sepa echar al actual inquilino de la Casa Blanca que al que sepa resolver los problemas de los ciudadanos. Precisamente, el día de la resaca de Iowa, George W. Bush retoma el protagonismo en su discurso sobre el estado de la Unión. Pero este es el momento de los demócratas, que tienen el resto de Estados para decidir quién debe optar a ocupar el puesto del actual presidente.
 

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