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José Carlos Rodríguez

El milenarismo va a llegar

A Rajoy le han pillado con el pie cambiado y le van a atizar con el primo hasta dejarle con más cardenales que los reunidos este domingo en Roma.

¿De qué van las próximas elecciones? ¿Qué nos jugamos? ¿Qué nos quieren transmitir los partidos políticos para ganarnos su favor? Esta semana han lanzado la campaña electoral Mariano Rajoy y Al Gore. Ah, ¿no se ha enterado? Aguarde, que luego se lo cuento; pero déjeme comenzar por Rajoy, que ha sido aclamado en Valencia como el candidato popular a las próximas elecciones generales. Su mensaje ha sido sencillo, claro y directo: hay ciertos valores compartidos por la mayoría de los españoles, como que España es una gran nación, que tenemos una democracia que merece la pena mantener y que a los verdaderos enemigos de España, a la ETA, hay que combatirla hasta derrotarla. Muchos en la izquierda piensan así, y algunos de ellos están dispuestos a vencer el inmenso rechazo que les suscita el PP aterrados por dónde nos puede llevar ZP. Los que le votaron no le van a abandonar. Alguno de quienes no lo hicieron se lo están pensando.

ZP está en la destransición, en deshacer lo andado tras la muerte de Franco y deslegitimar al PP, a "la derecha", como dice agriamente, siquiera como opción democrática. La izquierda, que en su mayoría tiene por todo pensamiento colgar carteles a diestro y siniestro, está por crear el mundo de Z, como ha explicado Girauta. Un mundo extramuros de la legitimidad, al que ninguno en la izquierda debe osar poner el pie.

Conocemos los elementos de este discurso: estos son los de Franco, los que se oponen a la memoria histórica, los de Santiago y cierra, España (dirán, sin saber de dónde viene). Son también los que no quieren que los homosexuales salgan del armario, los enemigos de la paz en "este país", los amigos de Bush y de la guerra. Pero alguno de estos carteles se está oxidando. El nunca mais siempre fue más negro que el contenido del Prestige y la gente ya no traga. La negociación con ETA ha resultado en fracaso el cartel de "paz" en La Moncloa voló con la T4. Y lo de la guerra ya cansa.

Es aquí donde entra Gorquemada, en felicísima expresión del GEES. El flamante Príncipe de Asturias, mire usted qué casualidad, ha lanzado en España un debate que llegará hasta el mismo día de las elecciones generales, y que va a ser fundamental. A Rajoy le han pillado con el pie cambiado y le van a atizar con el primo hasta dejarle con más cardenales que los reunidos este domingo en Roma. A los indecisos: ¿se puede votar a alguien que esté tan fuera del mundo que niega que haya calentamiento global?

Y eso que lo tiene fácil. No puede adherirse al fanatismo algoreniano del calentamiento de los últimos días, porque le condenarán en el fuego del infierno por ser hereje de nacimiento. Pero puede construir, con unos pocos elementos muy sencillos, un discurso veraz, realista, concernido y positivo de la lucha contra la contribución humana al calentamiento. Quizás Juan Costa no esté del todo desencaminado. Ya lo anunció Fernando Arrabal, el milenarismo va a llegar.

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