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José Carlos Rodríguez

La cara oculta de El País: Ultra

Pero el liberal no era Pinochet, sino Friedman y los economistas que supieron conseguir lo inimaginable: ganar un espacio de libertad bajo una dictadura.

Ha escrito Joaquín Estefanía la que a estas horas debe de ser su penúltima villanía. Un artículo en el diario El País titulado "La cara oculta de Pinochet: Ultraliberal". Pinochet dio un golpe de Estado para convertirse en dictador y en criminal. Todos lo sabemos, porque es el dictador de Iberoamérica más denostado por los medios de comunicación, por delante otros que le superan en su cuenta criminal, como Castro o Videla. Algo tendrá Pinochet, que fascina a nuestra izquierda.

Estefanía dice que Pinochet era ultraliberal para poder manchar moralmente al liberalismo las desapariciones en transitivo de centenares de chilenos, y los asesinatos; crímenes que se cuentan por tres millares. No nos hace falta hablar de socialismo y crímenes para dejar al periodista en su sitio. Dice que la libertad económica sólo se puede ensayar en una dictadura, porque en las democracias el pueblo tiene la capacidad de resistirse. En concreto ha escrito hoy que los Chicago boys "no pudieron experimentar con todo vigor en los países democráticos (por la resistencia de los ciudadanos, a través de los partidos políticos y de los sindicatos) lo ensayaron con éxito con Pinochet".

¿Es que la plena libertad de mercado no se ensayó en Alemania una vez se recuperó la democracia desde el socialismo? ¿Es que Nueva Zelanda estaba bajo una dictadura cuando realizó una de las reformas liberales más profundas, en los 80? ¿Es que tuvo que ir a Irlanda alguno de los dictadores adorados en su periódico, señor Estefanía, para liberalizar la economía irlandesa? Se acordará de que Pinochet convocó un referéndum, lo perdió (por poco) y abandonó el poder. Desde entonces Chile ha recuperado la democracia. ¿Han echado atrás los chilenos las reformas económicas de los 80? No, no lo han hecho.

Todo, para Estefanía es fruto de... ¿lo adivinan? Una conspiración chicaguense. Resulta que un grupo de economistas, en plena época de Allende, "convencidos de que (...) duraría poco, elaboraron un modelo económico para Chile, que Pinochet les compró después de bombardear el palacio de La Moneda". Sí. Después de que intentara llevar el ordeno y mando no sólo a la política sino a la economía, y de que fracasara miserablemente, como no podía ser de otra manera. Recaló en los Chicago Boys porque Chile estaba en una situación desesperada, le ofrecieron un plan y al régimen ya no le quedaba otro alternativo.

El deus ex machina de esta conspiranoia es Milton Friedman, que asesoró a Pinochet, pero "no ofreció sus teorías para apuntalar dictadura alguna como hizo John Maynard Keynes en el prólogo a la segunda edición alemana de la Teoría general", recuerda Manuel Jesús González. Fue a petición de Pinochet y lo único que le ofreció Friedman fueron consejos para hacer a los chilenos más libres, aunque fuera en la economía. Más elementos de la conspiración, según Estefanía: "Su libro Libertad de elegir (firmado a medias con su esposa, Rose) fue un best-seller en ese país". ¡Ajá! Editores, libreros y compradores de libros en una clara estrategia pinochetista.

Joaquín Estefanía pinta un cuadro fauvista con la paleta llena de tópicos cutreprogres. "El pueblo siempre pararía los retrógrados planes de la derechona económica", viene a ser el título del lienzo, que se queda en caricatura. Lo único que ocurrió en Chile, como en España en 1959, es que el dictador había intentado ejercer también en la economía y, al toparse con el fracaso y vislumbrar el descontento social, confía en los técnicos porque le ofrecen lo que parece un plan viable. Lo que ocurrió es que el plan funcionó y Chile salió de una crisis social enorme. Pero el liberal no era Pinochet, sino Friedman y los economistas que supieron conseguir lo inimaginable: ganar un espacio de libertad bajo una dictadura.

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