Menú
José Enrique Rosendo

El clan Intermoney solucionará la crisis

Sólo queda confiar en que Sebastián, el que se iba a ir a la Universidad como Quevedo, con mulas cargadas de libros, recupere a aquel liberal que un día llevó dentro. Aunque me temo que eso es más difícil que un camello entre por el ojo de una aguja.

Es posible que sea una advertencia para quienes piensen que Rodríguez Zapatero va a corregir los errores de la última legislatura: no sólo no desaparece la Oficina Económica de Presidencia, ese oscuro panel de asesores que muñían operaciones mil millonarias en las faldas de la Moncloa, opas y contraopas de todas clases, sino que la ha instalado en el mismísimo Consejo de Ministros.

El gran reto de esta legislatura será, sin duda, la superación de la crisis económica. Desde luego que las recetas pueden ser muchas, pero el socialismo español no se ha caracterizado por resolver rápido e innovadoramente las épocas de crisis que les ha tocado vivir en sus 18 años de Gobierno.

González contó con la inestimable ayuda que le proporcionó nuestra incorporación a la Unión Europea y la auténtica lluvia de millones que este hecho acarreó para nuestro país. Y Zapatero aposentó sus reales en un granero repleto tras ocho años de Gobierno popular. Pero tanto uno como otro prefirieron a Keynes y las recetas típicamente socialdemócratas.

Ahora, Zapatero cuenta con un pequeño margen de maniobra: el superávit público (que, a propósito, desaparecerá como muy tarde el próximo año). Yo le veo con intenciones de manirroto, con ínfulas de peronismo populista, pero quizá corrija el rumbo y se afane en invertir, en vez de gastar, en reformas que permitan el despegue económico.

De momento, su primera jugada en la materia ha sido confeccionar el equipo que va a administrar el barco en la travesía de la crisis. Zapatero ha encargado a Sebastián un ministerio clave en la actual coyuntura, necesitada de un cambio de patrón de crecimiento. Pone en sus manos la industria, el comercio y el turismo, que es justo donde espera, junto con el incremento del I+D+i, encomendado a una amiga de Sebastián, encontrar el recambio a la fórmula mágica de estos últimos años de ladrillos, demanda interna e inmigración.

El epicentro de nuestra crisis, el sector inmobiliario, queda igualmente encomendado a una pupila política de la rutilante e incombustible estrella que es Sebastián; y a este, además, buena parte de la administración de la otra cara de la crisis, la inflación, ya que se encargará de la energía (ojo con las nuevas opas y operaciones corporativas, rico panal de miel) y del comercio.

De modo que el ex director de la Oficina Económica de Presidencia va a tener en una mano las áreas que han provocado la crisis, y en las que pueden darnos un nuevo patrón de crecimiento. Vistas así las cosas, no es Sebastián el que hará de contrapeso del todopoderoso Solbes; sino Solbes quien será el contrapeso de un todopoderoso Sebastián. Y esto tiene su importancia, porque el ex Intermoney se caracterizó por operaciones tan sonadas, tan desoladoramente estériles pero tan gravemente perjudiciales para la confianza en nuestro país como las opas de Sacyr contra nada más y nada menos que el BBVA, y la de Gas Natural (y todo lo demás) por Endesa.

Y el PP, como de costumbre, en Babia.

En fin, que todo lo que podemos hacer es confiar en que Sebastián, el que se iba a ir a la Universidad como Quevedo, con mulas cargadas de libros, recupere a aquel liberal que un día llevó dentro. Aunque me temo que eso es más difícil que un camello entre por el ojo de una aguja.

En Libre Mercado

    0
    comentarios