Menú
José Enrique Rosendo

¿Está el CIS "tensionando" la campaña?

Me barrunto que la escandalosa cocina de los datos, es decir, la manipulación interpretativa de la confesión directa de los ciudadanos, se ha puesto al servicio de la estrategia presidencial de crear "tensiones" durante la campaña.

El CIS ha publicado su tradicional sondeo preelectoral de las generales y ha vaticinado un empate técnico entre PSOE y PP, con victoria saldada a favor de los socialistas por un escuálido 1,5% de votos y entre cinco y seis escaños de diferencia. Ignoro si el Centro demoscópico de titularidad pública acertará o no en su vaticinio, pero me barrunto que la escandalosa cocina de los datos, es decir, la manipulación interpretativa de la confesión directa de los ciudadanos, se ha puesto al servicio de la estrategia presidencial de crear "tensiones" durante la campaña.

Hay tres datos de esa encuesta que, a primera vista, me llaman la atención. El primero es que el 52% de los encuestados cree que va a ganar el PSOE. El segundo, que al 40% además le gustaría que ganaran los socialistas. Y el tercer es que los encuestados consideran que a pesar de los problemas no resueltos por Rodríguez Zapatero, el PP lo habría hecho peor en todas las materias bajo escrutinio.

Según esta batería, el PSOE está situado mucho mejor que el PP para ganar las generales de marzo, por lo que el "empate técnico" tras la cuestionable cocina demoscópica tiene, a estas fechas, una utilidad muy importante para el Gobierno socialista, por cuanto ayuda a la movilización del electorado de izquierdas. Ahí esta el quid de la cuestión.

Conforme a los datos del CIS, la participación electoral va a ser alta y se estima que supere la barrera del 70%. Sin embargo, el 30,1% de los consultados declara que aún no tiene decidido el voto. Es más, y ahí hay algo importante: el 38% de ese porcentaje de indecisos dice abiertamente que en estos momentos está pensando si votar al PP o al PSOE. Nada menos que, de hacer caso al CIS, el 11,4% de los electores. O dicho de otro modo: algo más de uno de cada diez españoles no tiene aún decidido si va a votar a Rodríguez Zapatero o a Mariano Rajoy.

En principio, y siguiendo la encuesta del CIS, parece que los electores se confiesan más cercanos y confiables al dirigente socialista que al popular. Sin embargo, no debemos desestimar que, tras la auténtica persecución que han sufrido los dirigentes y votantes del centro derecha en esta legislatura, se esté produciendo una importante bolsa de votos ocultos que no quieren mostrar sus auténticas preferencias.

Hay cuatro apartados en los que el PP tiene una verdadera oportunidad para sangrar al PSOE. Y los relato por orden: la vivienda, la inmigración, el terrorismo y la economía. En cualquiera de estas cuatro rúbricas, los que piensan que el Gobierno lo ha hecho mal o muy mal son más del doble que los que creen que Zapatero lo ha hecho bien o muy bien.

Dicen los expertos que la estrategia electoral de un partido es vencedora cuando logra un posicionamiento líder. Según estos expertos, toda campaña electoral se puede resumir en un folio, con cuatro cuartillos: en uno, los argumentos que A esgrime sobre A; en otro, los que esgrime A contra B; el un tercero, los que B dice sobre B y en el cuarto, los que B dice sobre A. El posicionamiento líder, siguiendo el ejemplo, consiste en que A hable sobre A y que B hable sobre A. Por eso, en principio, los partidos de Gobierno suelen sacar ventaja.

El PP ha dominado la agenda política durante los últimos días, a base de proponer medidas en relación con asuntos que afectan a los ciudadanos y donde además estos son especialmente críticos con Zapatero: economía, inmigración... Es verdad que hablan poco de terrorismo y nada sobre vivienda.

La economía (recuerden a Bill Clinton contra George Bush padre en los noventa: se trata de la economía, estúpido) puede hacer que el PP saque alguna ventaja con respecto al PSOE. En principio, los electores identifican al centro-derecha como mejor gestor económico que al centro-izquierda. Que los socialistas estén negando constantemente el deterioro económico (paro, inflación, subida de las hipotecas, etc.) puede hacer que los mileuristas se queden en su casa y que las familias de clase media que no tengan decidido el voto entre PSOE y PP opten por el segundo. La inmigración es otra gran oportunidad, sin duda.

Sin embargo, ojo a la gente de la calle Génova: el PSOE también tiene ventaja en una situación de crisis económica. Las clases trabajadoras identifican a los socialistas como más partidarios de la política social que a los populares. Y en medio de una crisis económica, muchos de estos creen que tendrán que echar mano de las ayudas sociales para aguantar el tirón.

En España

    0
    comentarios