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José Enrique Rosendo

¿Liberales o socialdemócratas?

La gran cuestión que tendrán que resolver los púgiles económicos de ambos partidos es si la sociedad española prefiere solucionar la actual coyuntura económica con la mentalidad de un empresario o con la de un funcionario

Queda poco para la celebración del primer debate televisivo entre Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero. Pero este mismo martes habrá un tentempié con el que podremos ir arreglándolas mientras tanto, ya que se verán las caras los escuderos de ambos: Manuel Pizarro, de un lado, y Pedro Solbes, de otro. Con la situación económica que vivimos, a parte naturalmente de la personalidad de los contenientes, este debate de "segundo nivel" se nos antoja especialmente interesante.

Según los cálculos del CIS, que yo pongo en cuarentena, más de un diez por ciento del electorado se muestra a estas alturas indeciso entre votar al PP o hacerlo por el PSOE. Se trata, pues, del verdadero centro sociológico, que en estas elecciones deshoja la margarita de sus preferencias sin que parezca que ninguna de las dos ofertas le convenza suficientemente. Este dato, determinante si tenemos en cuenta el virtual empate que nos cuentan las casas demoscópicas, le presta un plus de importancia a la contienda televisiva.

En principio, podríamos pensar que Manuel Pizarro tiene muchas oportunidades de vencer a Pedro Solbes en la pantalla de Antena 3. Es dialécticamente más hábil y no está quemado tras cuatro años de gestión. A esto tenemos que añadir la salud de Solbes, con un ojo tapado y a base de inhaladores el viernes pasado que, o mejora notablemente, o ayudará a dar una imagen empobrecida del jefe socialista en materia económica (recuerden a Nixon frente a Kennedy).

Solbes, en cambio, cuenta a su favor con la imagen de buen gestor de lo público, de hombre prudente y de conocer perfectamente la economía española, por más que ahora, tras sucumbir a los intereses electoralistas de su partido, quede una y otra vez en evidencia al negar, tanto él como los suyos, la actual crisis económica.

La gran cuestión que tendrán que resolver los púgiles económicos de ambos partidos es si la sociedad española prefiere solucionar la actual coyuntura económica con la mentalidad de un empresario o con la de un funcionario; es decir, si opta por políticas liberales (reducción de impuestos, liberalización de sectores, etc.) o prefiere en cambio un Estado fuerte capaz de subsidiar los agujeros producidos en muchas familias españolas por los efectos de la crisis: subida de los precios y de las hipotecas, caída de la renta disponible, desempleo...

Porque, en la situación económica actual, atiborrada de incertidumbres y de nubarrones, ese es el dilema que van a tener que afrontar los españoles: si para solventar los problemas confían más en sus propias posibilidades o en que nos solucione la papeleta el Gobierno. Si prefieren menos impuestos o, en cambio, más gasto social. Y ahí tenemos los dos iconos: un hombre liberal que ha gestionado con eficiencia y eficacia la empresa privada, frente a un hombre partidario de un Estado fuertemente recaudador al que, al menos, hay que reconocerle el mérito de que es un socialdemócrata coherente.

Pero conviene no despistarse demasiado: ninguno de los dos tendrá que hablar para su verdadera cancha. Los que ya tienen decidido el voto a favor del PSOE o del PP no van a cambiarlo por un debate, entre otras cosas, porque cada uno de esos bloques ideológicos ya ha dado de antemano la victoria a su propio representante. Pizarro y Solbes van a dirigirse a ese centro sociológico indeciso al que antes hice referencia. Ahí es donde de verdad se juegan las elecciones.

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