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José García Domínguez

El perfume

Miquel Iceta, autor intelectual de la peste que por entonces ya inundaba toda la estancia: “Vaya, hay mucha gente para esta chorrada…”. Eso, antes de sentenciar que lo mejor sería “colgarlo en el armario” (no a Iceta, sino el ambientador).

Con buen criterio, Manuela de Madre, dama célebre por dar el cante allí donde va, fue la elegida por la ejecutiva del PSC para presentar en sociedad el nuevo olor institucional del partido. Pergeñado por la prestigiosa sociedad anónima Akewuele, razón social que ya da pistas sobre las largas estancias en Oxford y Cambridge de sus directivos, la versión oficial sostiene que se trata de un embriagador efluvio elaborado a base de pétalos de rosa (¿Regàs?), palisandro y nuez, no se sabe si moscada o mascada. Por lo demás, que el marco, la sede de la calle Nicaragua, era el más indicado para festejar el evento, quedó en evidencia en cuanto un sudoroso Josep Maria Sala irrumpió en el sarao siendo recibido en loor de santidad por Manuela. Y sobre los méritos de la propia, las últimas dudas disipáronse al advertir la vicepresidenta del PSC que el hedor que desprendían aquellas bolsitas “será el holograma [sic] del partido”.

“Ya los egipcios o los romanos, no sé quienes…”, apostilló luego, en clara alusión a los botijos repletos de Chanel número 5 con que se perfumaban los alguaciles de la Inquisición tras ser fundada en el siglo XIX, tal como denunció en el pleno del Congreso que debatió el Estatut. Para, sin solución de continuidad, encadenar el elegante solecismo con una reflexión de calado más teórico: “El ser humano desde siempre ha querido oler bien”. Aforismo tras el que De Madre quiso rendir un cariñoso homenaje a Miquel Iceta, autor intelectual de la peste que por entonces ya inundaba toda la estancia, con estas sentidas palabras: “Vaya, hay mucha gente para esta chorrada…”. Eso, antes de sentenciar que lo mejor sería “colgarlo en el armario” (no a Iceta, sino el ambientador).

En fin, del juicio unánime de los supervivientes se desprende que estamos ante un híbrido entre el inconfundible aroma de Pato WC y el no menos familiar e intenso de Brise; combinados ambos con efluvios de los limones salvajes del Caribe, que allí –y en la isla de Jersey–, era donde la muy catalana –y catalanista– Filesa ingresaba las mordidas por las obras del AVE; y aderezado todo con unas gotitas destiladas de esas aguas mayores que, ahora mismo, inundan los sótanos de Hospitalet a causa de las chapuzas de Maleni en pos de estrenan su trenecito antes del nueve de marzo. Aunque, según fuentes del PSC que prefieren mantenerse en el anonimato, la fórmula secreta también incluiría cenizas de la cuerda con que Montilla ataba el maletín de los mil kilos, además de esencias varias de codornices japonesas en escabeche.

Ah, y lo más importante: un mechón de pelo de Maria Antonia Iglesias.          

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