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José García Domínguez

Homenaje a un criminal

¿Dónde residirá el inconveniente, entonces, a inaugurar una Avenida Adolfo Hitler en Barcelona? "Exterminó a seis millones de judíos, pero fue un ecologista ejemplar, amén de cuidar con infinito cariño a su fiel perrito Blondi", habría de rezar la placa.

De asentir al diccionario, controvertido sería todo aquello que resulta objeto de discusión y da lugar a opiniones contrapuestas. Por ejemplo, que el difunto nacionalista catalán Jaume Martínez Vendrell fuese el inductor de los dos atentados más sádicos que nunca sufriera la España democrática, supone objeto de controvertida controversia. Pues ocurre que, igual que la Justicia en su día, los separatistas, todos, unánimes, sin excepción, avalan la certeza del aserto. De ahí la admiración hacia la figura sanguinaria de Martínez entre el catalanismo más asilvestrado. Y es que la devoción laica a su memoria no surgió a pesar de saberlo implicado en los crímenes de Bultó y Viola, sino por presumirse que él fue el artífice de ambas carnicerías.

A fin de cuentas, a Martínez no se le rinde culto aunque matara con saña animal a dos hombres, sino porque mató con saña animal a dos hombres. Mas, como advertimos ahí arriba, el asunto se presta a alguna controversia. Así, frente al juicio de sus propios cómplices, los antiguos pistoleros de EPOCA (Ejército Popular Catalán), alzase ahora la opinión de tres magistrados de la Audiencia Nacional, que acaban de descubrir "controvertidos" aquellos hechos. Tan controvertidos se les antojan que no han topado con objeción legal alguna a que cierta calle de su pueblo lleve el nombre de Martínez como recuerdo de su paso por la tierra. Que hubo otras facetas de su biografía dignas de municipal encomio, alega por todo descargo la sentencia que acaban de firmar.

Será que, al modo de las hipotecas basura y el queso en lonchas, los actos morales de la vida de un hombre pueden dividirse y empaquetarse en porciones separadas e independientes. ¿Dónde residirá el inconveniente, entonces, a inaugurar una Avenida Adolfo Hitler en Barcelona? "Exterminó a seis millones de judíos, pero fue un ecologista ejemplar, amén de cuidar con infinito cariño a su fiel perrito Blondi", habría de rezar la placa. ¿Y por qué no una plaza en reconocimiento a las muchas virtudes cívicas del violador del Ensanche? "A nuestro convecino Francisco López Maíllo, que jamás tiró un papel a la calzada y, galante, cedía siempre el paso a las damas. El Ayuntamiento agradecido". ¿O acaso tendría algo que objetar la Audiencia?    

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