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José García Domínguez

La Lliga Norte

Nuestros micronacionalistas tienen como compañera de vieja a esa extrema derecha xenófoba, populista y ramplona que se hace llamar Liga Norte.

Nuestros micronacionalistas tienen como compañera de vieja a esa extrema derecha xenófoba, populista y ramplona que se hace llamar Liga Norte.

Al fin, nuestros micronacionalistas han conseguido los cinco minutos de gloria en el New York Times que Andy Warhol prometió a todos los don nadie de la Tierra. Razón, acaso, de que haya pasado tan inadvertido el único apoyo político que el anuncio secesionista ha logrado cosechar en Europa. Algo a lo que tampoco ha sido ajena la vergonzante discreción de los propios convergentes, buenos conocedores de la calaña de sus nuevos amigos transalpinos. Unos compañeros de viaje que no resultan ser otros más que esa extrema derecha xenófoba, populista y ramplona que se hace llamar Liga Norte.

Ocurre que no solo los niños y los locos acostumbran a decir la verdad: de vez en cuando, también lo hacen los italianos. Así, a Artur Mas le gustaría verse reflejado en Garibaldi ante el espejo de la Historia. Pero ahí están, ¡ay!, los compinches de un comediante de baja estofa, Umberto Bossi, para recordarle quién es: su igual, otro vulgar ventajista decidido a hacer caja con el cuento de la Padania. Como él, airados napoleones de Notting Hill prestos a vender la burra ciega del igualitarismo entre las personas y la asimetría entre los territorios donde se asientan esas mismas personas. Una guerra, la de Mas y su gemelo Bossi, en la que la primera víctima ha sido la honestidad intelectual.

Porque, simplemente, es mentira que Cataluña sufra expolio fiscal alguno a cargo del resto de España. Un millón de veces repetida, sí, pero no por ello menos mentira, como bien saben los discípulos locales del doctor Goebbels. Lo acaba de demostrar con cifras, que no con patriótica saliva cuatribarrada, el profesor Ángel de la Fuente, del CSIC. Cataluña no es ningún cisne negro, insólita anomalía impositiva fruto de una hacienda estatal vampírica y parasitaria, sino un prosaico pollo común; un territorio, como tantos otros de Europa y América, afectado por los saldos fiscales propios de las naciones con disparidades espaciales de renta. Nada, salvo el mezquino particularismo de los émulos de Bossi, distingue los flujos tributarios de Cataluña de los del resto de Occidente. Absolutamente nada. Y quien predique lo contrario, como el president Mas, falta a la verdad. Tras casi un siglo, pues, vuelve la Lliga, la Lliga Norte.

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