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José García Domínguez

Miscelánea de zurupetos

Pues si Puigcercós miente cual cabrito y jura poseer tres licenciaturas universitarias, otras tres se deja colgar maese Vendrell, que ni en eso iba a andarle a la zaga.

Del honorable prócer Vendrell, don Francesc, nadie habrá de murmurar lo de aquel sablista de “Luces de bohemia”, el modernista julay Dorito de Gadex, que no leía a sus contemporáneos sin que ello lo privase de ignorar también a los clásicos. Bien al contrario, al valido de Piqué le viene ocurriendo lo mismito que al hidalgo Alonso Quijano, que de tanto andar entre libros de caballerías acabara extraviando la sesera. Así, tan grave se antoja el delirio de nuestro tribuno que, absorto como está en el estudio de las malas artes en Quevedo, ya ni él mismo atisba dónde termina el Kerenski del PP y dónde empieza su otro yo, el Buscón Don Pablos, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, que por tal se tiene en su vesania. Aunque sólo los de la vieja UCD sabrán por qué Vendrell se nos ha ido a perder precisamente por el hechizo de un cojo, despreciando a un manco –el de Lepanto–, lo que le sería más propio según manda el secular canon de los letraheridos.

Sea por lo que fuere, luce Vendrell como poseído y rumiando sin cesar la tarjeta de visita de su alter ego, el zurupeto Don Pablos. “Yo, Señor, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente Pablo, natural del mismo pueblo; Dios le tenga en su cielo. Fue, tal como todos dicen, barbero; aunque eran tan altos sus pensamientos, que se corría de que le llamasen así, diciendo que él era tullidor de mejillas y sastre de barbas”. Es más, en viendo que en el Oasis hasta el más tonto fabrica relojes, pues todos pasan por ingenieros – Saura, Rañé, el otro Vendrell–, a voz en grito ordena a quien lo quiera oír: “Haz como vieres dice el refrán, y dice bien. De puro considerar en él, vino a resolverme de ser bellaco entre los bellacos, y más, si pudiere, que todos. No sé si salí con ello, pero yo aseguro a v. m. que hice todas las diligencias posibles”.

Y vive Dios que saca buen provecho de tan alta escuela. Pues si Puigcercós miente cual cabrito y jura poseer tres licenciaturas universitarias, otras tres se deja colgar maese Vendrell, que ni en eso iba a andarle a la zaga. Que corrige el tiro el de la Esquerra para seguir con el embuste de que algo hay donde nunca nada hubo, pues al mismo espejo se mira nuestro Don Pablos. Que ese CAC que él nos trujo aún no ha clausurado la COPE e igual pillan en el renuncio a los dos farsantes, pues se esconde el currículum de la página oficial hasta que el soñado instante llegue, y asunto resuelto. “Soy un fue y un será y un es cansado…”, oigo que dicen que dijo Vendrell. Pues debe ser de estudiar. Seguro.

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