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José Ignacio del Castillo

¿Dónde está el dinero recaudado para las víctimas?

Esta semana se cumplen los dos meses desde las masacres del once de septiembre en Nueva York, Washington y Pennsylvania. Recordará el lector que los más famosos actores de Hollywood apadrinaron en las semanas siguientes la constitución de un Fondo —que gestionarían hasta 160 ONG— para el socorro de las víctimas. Aparecieron en la televisión, atendiendo las llamadas de los donantes, Julia Roberts, Tom Hanks, George Clooney, etc.

El hecho es que —según viene denunciando en solitario el periodista Bill O’Reilly en su programa en la cadena de televisión Fox— dos meses después de los hechos, prácticamente ninguna de las víctimas ha recibido siquiera notificación de la existencia de dicho Fondo, y mucho menos el dinero correspondiente. Es incluso más que posible que las ONG hayan transferido parte de los fondos recibidos a destinos distintos a aquél para el que fueron obtenidos. El escándalo puede ser mayúsculo, y el Congreso ya ha empezado a escuchar los testimonios de las víctimas.

Ante el completo mutismo de la mayoría de las estrellas de Hollywood, que estuvieron muy diligentes a la hora de aparecer para respaldar el Fondo, pero que ahora ni siquiera muestran su preocupación por el destino de las aportaciones que con su voz y su presencia obtuvieron del pueblo norteamericano, uno se pregunta si realmente los actores estaban demasiado preocupados por la suerte de las víctimas. Lo mismo cabe decir de las ONG que parecen creerse en el derecho de utilizar el dinero para los fines “solidarios” que consideren más convenientes aunque nada tengan que ver con aquellos para los que fueron donados.

Desgraciadamente, volvemos a asistir a un impúdico espectáculo en el que, los auto-designados “defensores de los desfavorecidos” no tienen suficiente con aparecer como los únicos benefactores de la Humanidad mediante el simple truco de manejar las donaciones que millones de ciudadanos anónimos aportaron con su esfuerzo, sino que además se sienten demasiado superiores moralmente como para tener que rendir cuentas ante nadie del destino de lo que recibieron. A estas alturas, ya nada debe sorprendernos. Los “comprometidos” de Hollywood y las ONG se han encumbrado haciendo activismo contra la creación de riqueza y los legítimos deseos de prosperar de los ciudadanos norteamericanos, demonizándolos sistemáticamente como codicia capitalista. No es tan extraño que una vez más vuelvan a insultar a los “paganos” de turno, negándose a responder ante ellos de unos fondos cuya gestión les solicitaron.

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