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José Ignacio del Castillo

Ideas contra el terrorismo de ETA

Identificar los principales elementos que componen una situación es requisito indispensable de una acción eficaz. Esto es algo que conviene recordar en casos en los que, como el del terrorismo, muchos piensan que basta con no expresar la realidad para que esta desaparezca. Aquí nadie llama a las cosas por su nombre, ni señala las falsas ideas que llevan a miles de jóvenes a asesinar y a algunos centenares de miles a apoyarles.

Los etarras y sus afines, guste o no, son la consecuencia lógica de las corrientes de pensamiento que circulan en demasiados medios de comunicación y en no pocos círculos políticos, académicos e intelectuales. Si algún encuestador se tomase la molestia de hacer un sondeo entre miembros y simpatizantes de ETA (y le dejasen publicar los resultados), seguramente repararíamos en el hecho de que los personajes más admirados por esta caterva son el Che Guevara y el terrorista Marcos. Siguiendo su ejemplo, los batasunos dicen luchar por “el pueblo” (no por la libertad de todos y cada uno de los individuos que lo integran). Conviene no olvidar que recientemente el Grupo Socialista del Parlamento Europeo con Enrique Barón a la cabeza, manifestó su apoyo a quien utiliza la violencia para perseguir objetivos políticos en un Estado como el mejicano que es reconocido por ese mismo Grupo Socialista, como democrático y de Derecho.

Semejante irresponsabilidad recuerda la historia de los Hermanos Karamazov. El hermano “listo” diciendo que bien y mal no existen, sino que tan sólo son “prejuicios supersticiosos” para gobernar a los seres inferiores y el hermano “bastardo y tonto” creyéndoselo al pie de la letra y asesinando al padre de ambos. Si los niños escuchan desde pequeños de profesores e “intelectuales”, de escritores y de periodistas que deben dejar a un lado su interés personal y comprometerse políticamente, que deben luchar contra el “poder financiero” y por establecer una “sociedad más justa” encabezada por una “vanguardia consciente”, que Fidel Castro y Ho Chi Mihn son libertadores, etc. ¿Podemos extrañarnos de que algunos se lo crean de verdad y se lo tomen en serio?

La descarada falsificación de la historia del País Vasco tiene una larga historia. Socialistas y comunistas contribuyeron a popularizar dichas falsedades durante el franquismo y el post franquismo. Los planes públicos de educación ya establecidos durante la etapa PNV-PSE, convirtieron dichas falsedades en pensamiento único. En la Gran Enciclopedia Soviética publicada en 1949 se podían leer que el primer automóvil del mundo había sido fabricado en 1750 por un campesino ruso de la región de Nimzi Novgorod. Durante el III Reich los libros enseñaban que el hombre alemán descendía de una raza de superhombres que se habían debilitado y corrompido al mezclarse con otras razas como la semítica. En el País Vasco, se enseñan cosas que, se diferencian de las anteriores sólo en el grado, no en la esencia.

Solamente cuando los asesinos comenzaron a matar socialistas, éstos empezaron a movilizarse. Está bien tenerles al lado en la lucha contra ETA. Lo que carece de sentido es dejarles dirigir la campaña ideológica contra ella. Se llega así a la aberrante situación en que después de repetir que el fascismo fue una reacción del capitalismo contra el movimiento obrero popular y no la conclusión lógica del socialismo de cátedra que se vino incubando desde finales del XX para reaccionar contra el liberalismo, ETA es definida como un grupo fascista. Si los etarras piden asilo en la embajada de Cuba, si Fidel Castro se niega a firmar una declaración pública de condena o si la Madres de la Plaza de Mayo se solidarizan con el Movimiento de Liberación Nacional Vasco, les basta con mirar a otro lado y convocar alguna estúpida manifestación para pedir el “diálogo”. ¡Y luego nos extrañamos de que ETA lleve matando más de treinta años y de que no se vean avances que hagan concebir esperanzas de su erradicación!

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